CleceVitam San Antonio: la libertad de vivir en un segundo hogar
En la residencia de mayores CleceVitam San Antonio, situada junto a la parroquia El Milagro de San José, los proyectos de vida no se detienen sino que evolucionan y se acompañan
Salamanca
Lunes, 30 de junio 2025, 05:30
Residencia CleceVitam San Antonio
-
Dirección Paseo de San Antonio, 50, 37003, Salamanca
-
Teléfono de contacto 900802103 (solicitudes)
-
Página web www.clecevitamsanantonio.com
En pleno corazón de Salamanca, junto a la parroquia El Milagro de San José, se encuentra CleceVitam San Antonio, un centro residencial para mayores que cada día demuestra que vivir en una residencia no es renunciar al plan de vida, sino continuarlo con nuevos apoyos, más seguridad y sobre todo, con compañía.
El entorno cuidado, las instalaciones accesibles y un equipo de profesionales comprometido hacen de este centro mucho más que un lugar donde vivir: es un hogar en el que seguir creciendo.
Porque cumplir años no significa dejar de tener objetivos, intereses o ilusiones. Muy al contrario, en CleceVitam San Antonio trabajan a diario para que sus residentes mantengan viva su motivación, desarrollen sus proyectos personales y sigan disfrutando de lo que les gusta. Todo ello, dentro de una convivencia activa que previene la soledad no deseada y potencia el acompañamiento humano.
«Aquí trabajamos para que cada persona se sienta en su casa, con la libertad de seguir siendo quien es», afirma Estíbaliz de Frías, directora de CleceVitam San Antonio. «No se trata solo de cubrir necesidades básicas, sino de acompañar, de estar presentes en el día a día, de construir confianza. Cada historia de vida sigue viva cuando llega aquí, y nuestro papel es hacer que esa vida tenga calidad, motivación y sentido».
Y si no, que se lo digan a Eugenio, Paquita y Esperanza, tres residentes con historias muy distintas pero con un mismo motor: las ganas de seguir adelante.
Eugenio, el maestro de la madera
A sus 92 años, Eugenio mantiene viva la pasión de toda su vida: trabajar la madera. Desde que llegó a la residencia en septiembre, sigue yendo a su antigua casa —a pocos metros— donde recoge la materia prima con la que fabrica bastones y alzas que después reparte gratuitamente entre residentes y personal.
«Me gusta hacerlo. Me entretiene, me da vida», dice con humildad. Natural de Cantalpino, lleva ya regalados más de 2.100 bastones y 400 alzas, y lo hace con un espíritu generoso y alegre que contagia a todos los que le rodean.
Aunque echa de menos su hogar, asegura que en CleceVitam San Antonio ha encontrado su segunda casa, un lugar donde puede seguir haciendo lo que ama, rodeado de atención, afecto y respeto.
Paquita, una vida activa con la confianza de sentirse protegida
Paquita tiene 73 años y una energía contagiosa. Vive en la residencia, pero continúa con sus actividades del día a día: sale con sus amigas a tomar café, va a la peluquería o pasea por la ciudad, entre otras actividades; y vuelve cuando acaba su rutina a su hogar compartido en CleceVitam San Antonio, donde se siente cuidada y protegida.
«Sé que aquí no me falta de nada, y eso me da tranquilidad para disfrutar fuera», cuenta. Para ella, la residencia es como una prolongación de su hogar: el lugar que le permite vivir con libertad, pero también con la seguridad de estar siempre bien atendida.
Esperanza, lectora y creadora incansable
A sus 88 años, Esperanza sigue siendo una mente inquieta. Amante de las manualidades, sigue creando cuadros desde su habitación. Pero si hay algo que le apasiona, es la lectura. Tiene un libro electrónico que devora a ritmo constante y que el personal de la residencia se encarga de mantener lleno de nuevas historias. Le encanta la novela negra y el suspense, y su imaginación vuela en cada página.
Lleva ya dos años viviendo en CleceVitam San Antonio y no puede estar más contenta. «Aquí me siento bien, me dejan ser yo», dice. Y en su caso, eso significa seguir creando, soñando y compartiendo.
El valor de acompañar con sentido
En CleceVitam San Antonio entienden que cada persona es un mundo, y que ese mundo no se detiene con la edad. Por eso, el enfoque del centro es claro: atención personalizada, escucha activa y acompañamiento real.
Y es que lo que marca la diferencia no es solo el cuidado físico, sino el afecto, el respeto y el apoyo para que cada persona mayor siga siendo protagonista de su propia vida.
Aquí, en este rincón de Salamanca, se vive con dignidad, alegría y sentido, aunque se tenga una edad avanzada. Porque la libertad de vivir no se pierde nunca. Solo cambia de forma.
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.