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Martes, 7 de mayo 2024, 11:06
Antonio Fernández Alba (Salamanca, 1927), arquitecto y académico de la RAE, dejó huella en la ciudad de Salamanca y es que son múltiples sus obras en territorio salmantino.
En 2019 en declaraciones a LA GACETA veía con buenos ojos que el Ayuntamiento de Salamanca renovara la plaza de Barcelona, una obra suya inaugurada el 24 de febrero de 1985 en época de Jesús Málaga como alcalde. «No le vendrá mal la reforma», decía, mientras que hacía un repaso de sus obras en la capital del Tormes.
Del convento del Rollo (1962), Premio de Arquitectura de 1963, el salmantino menciona que fue una obra «amable». El edificio, por criterio expreso de la comunidad religiosa, debía responder a un carácter eminentemente tradicional en cuanto a los métodos constructivos, con grandes muros de sillares de piedra arenisca, característicos de los edificios salmantinos.
También se encontraba satisfecho Fernández Alba del Colegio Mayor Hernán Cortés (1974), en el paseo de San Vicente, que fue remodelado interiormente en 2009, pero que mantiene sus rotundos volúmenes exteriores, que dieron respuesta a una complicada topografía. Antonio Fernández Alba, que en 1989 ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, también ha recibido el Premio Castilla y León de las Artes (1988), la Medalla de Oro de la Arquitectura (2002), la Medalla de Oro de la Ciudad de Salamanca (2002), el Premio Nacional de Arquitectura a la trayectoria profesional (2003) y la Medalla de Honor de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (2004).
Pese a que a los 20 años se trasladó a Madrid, el arquitecto mantuvo viva su relación con Salamanca aunque confiesa que hace años que no vuelve por su ciudad natal.
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