Borrar
Raquel Carnero, en la librería de Ediciones Universidad de Salamanca. ALMEIDA

Las vacunas son seguras: “Hay un complejo proceso de evaluación de las vacunas en el que podemos confiar”

“Aquí no se puede hacer un ranking de la mejor a la peor vacuna”, explica Raquel Carnero, especialista en Inteligencia regulatoria internacional

Lunes, 7 de diciembre 2020, 18:08

Comenta

Farmacéutica licenciada por la Universidad de Salamanca, Raquel Carnero Gómez lleva más de 15 años en la industria farmacéutica. Actualmente trabaja en una consultora como especialista en Inteligencia Regulatoria internacional. Coautora del Libro Vacunando. ¡Dos Siglos y Sumando! (editado por la Universidad de Salamanca) junto al farmacéutico salmantino Luis Marcos Nogales con el que también promueve un proyecto de divulgación en vacunas en redes @Vacunando y una exposición divulgativa del mismo nombre.

–En el mes de mayo decía que lo ideal sería que hubiera varias vacunas para evitar un monopolio, todo indica que será así.

–Se ha trabajado sobre plataformas para vacunas que ya estaban en desarrollo y parece que finalmente tendremos autorizaciones de distintos tipos. Habrá que esperar a ver en qué poblaciones están indicadas cada una de ellas, pero todos los países europeos han podido optar al contrato de compra centralizada de la Comisión.

–Habrá vacuna en tiempo récord.

–En esta carrera por la vacuna han influido muchos factores: las compañías han invertido muchos recursos, se ha podido reclutar a pacientes para los ensayos a velocidad vertiginosa y, sobre todo, ha habido mucha disposición por parte de las autoridades competentes para que la revisión de los datos fuera casi inmediata, se han ido evaluando al tiempo que se generaban.

–¿Y todas serán seguras?

–Las noticias de las vacunas de Oxford/AstraZeneca, Pfizer o Moderna son esperanzadoras. De momento, no conocemos más datos que los que se han comunicado. Antes de llegar al mercado en Europa hay un proceso de evaluación muy complejo por parte de la Agencia Europea del Medicamento en el que podemos confiar. Además, va a haber un programa internacional de farmacovigilancia en el que se van a recopilar todos los datos de seguridad de los registros de vacunación. Se necesita para conocer la seguridad a largo plazo de las vacunas.

–Sin embargo, parece que la población siente miedo. El 40% no tiene claro si se vacunará.

–La gente necesita una comunicación clara de lo que puede esperar. Se ha generado mucha expectación con la vacuna. A la pandemia entramos de golpe, pero saldremos poco a poco. Incluso con la vacunación, necesitaremos meses para relajar las medidas de protección. No todos podremos vacunarnos en la primera fase y habrá que respetar la distancia social un tiempo más. Para superar la pandemia necesitamos la vacuna, pero además necesitamos que el ánimo de la población mejore, porque también de eso dependerá su aceptación. Hay una gran cantidad de sentimientos, tristeza, miedo, desesperación, que propician que la desinformación esté calando y haya reticencias.

–¿Debería de ser obligatorio teniendo en cuenta las consecuencias de la pandemia?

–En España no es obligatoria por ley ninguna vacuna y hasta ahora las coberturas han sido muy buenas. Creo que no se debería politizar este tipo de campañas de vacunación. Las vacunas van a frenar los contagios, que es algo que necesitamos para retomar nuestras vidas y evitar muertes. Necesitamos que haya entre un 60 y un 80 por ciento de la población protegida para poder hablar de efecto de inmunidad comunitaria.

–¿Se está gestionando bien la información sobre este tema?

–Hace falta un plan de comunicación para la población, hay más necesidad que nunca de educación e información. Hemos podido comprobarlo desde que publicamos el libro Vacunando. ¡Dos Siglos y Sumando! (editado por la Universidad de Salamanca) y la exposición divulgativa. Es normal que haya dudas, no sabemos cuánto durará la inmunidad conseguida mediante la vacunación, ni si tendremos que recurrir a revacunaciones posteriores. Las vacunas son medicamentos, no son un bien de consumo cualquiera. Sorprende porque nunca antes hemos tenido información acerca de un nuevo medicamento mediante comunicados de prensa de las compañías farmacéuticas, así que hay que manejar las expectativas sin generar desconfianza en la vacuna. Estamos hablando de un problema de salud pública muy grave.

–¿Y el Plan de Vacunación del Gobierno, qué le parece?

–El plan es similar al de los países de nuestro entorno. El éxito de la vacunación va a depender de cómo se implemente el plan de vacunación, mucho más que de la eficacia de la vacuna, medida con un porcentaje mayor o menor en los resultados de los estudios de fase 3. Igual que no puede haber 17 planes de Navidad distintos, no debería haber 17 planes de vacunación distintos. Imagino que iremos conociendo más detalles en las próximas semanas.

–¿A quién hay que priorizar en la vacunación?

–La clave es la rapidez y la priorización, se han establecido 15 grupos poblacionales, en función de cuatro tipos de riesgo en función de cuatro tipos de riesgo: morbilidad grave y mortalidad, exposición a la enfermedad, impacto socioeconómico y transmisión de la enfermedad. Los últimos serán aquellas personas que tengan anticuerpos por haber pasado el coronavirus. La primera etapa de administración hasta marzo será limitada. Hay que ser realistas con los plazos. Hasta que no se reciban las dos dosis y se genere inmunidad, que tarda unas dos semanas, no se podrá considerar que la persona está protegida.

–¿Qué diferencias destaca de las vacunas de las que más se habla?

–La inmunología no son matemáticas. Aquí no se puede hacer un ranking de la mejor a la peor, cada una tiene características diferentes. Es cierto que no ha habido nunca en el mercado una vacuna de RNA mensajero (Pfizer y Moderna) pero sí que se han llevado a cabo otros ensayos para vacunas de la gripe o la rabia con esta tecnología. La de AstraZeneca y Oxford usa un vector de adenovirus. Nunca antes el mecanismo de acción de una vacuna había sido objeto de discusión en la calle. Cada población recibirá la que se decida con criterios sanitarios y de disponibilidad.

–En su día hablaba de las dificultades de producción y distribución, ¿esos problemas son más evidentes ahora?

–El objetivo es frenar la transmisión del coronavirus. La logística de estas vacunas es complicada y no sólo porque alguna de ellas requiera una cadena de frío extremo, sino porque hará falta mucha rapidez y coordinación para su administración. Todos los países están a la espera de recibirlas y hay que estar preparados con una campaña de comunicación para los profesionales sanitarios y la población.

–¿Y el tercer mundo, en qué situación se encuentra con esta pandemia?

–La vacuna tiene que llegar a todos, el virus no entiende de fronteras. La plataforma COVAX, en la que participan la OMS, GAVI (Alianza para la Vacunación), el Banco Mundial, la patronal farmacéutica IFPMA, las fundaciones Gates y Wellcome, Cruz Roja y otras entidades está haciendo un gran esfuerzo y su meta es distribuir 2.000 millones de dosis el año que viene. Va a ser una vacunación global sin precedentes. ONGs como Farmamundi trabajan desde hace muchos meses en el suministro de EPIs y en la prevención en terreno en países del tercer mundo. Allí el presupuesto sanitario por habitante es muy bajo y dependen en gran medida de la solidaridad internacional.

Sigues a R.D.L. Gestiona tus autores en Mis intereses.

Contenido guardado. Encuéntralo en tu área personal.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca Las vacunas son seguras: “Hay un complejo proceso de evaluación de las vacunas en el que podemos confiar”

Las vacunas son seguras: “Hay un complejo proceso de evaluación de las vacunas en el que podemos confiar”