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Una pareja pasea con su hijo por el centro de Salamanca. CUESTA
Las madres salmantinas, al límite de lo biológico

Las madres salmantinas, al límite de lo biológico

Las salmantinas son, después de las vizcaínas, las españolas que más tardan en ser madres primerizas -32 años- lo que dificulta la reproducción asistida

Lunes, 6 de enero 2020, 15:16

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La natalidad se desploma en Castilla y León. Concretamente, nacen la mitad de niños de los que nacían a finales de los 70. La tasa de nacimientos es de 6,24 por cada 1.000 habitantes: la más baja de la historia.

A las parejas cada vez les cuesta más tomar la decisión de ser padres. Los jóvenes cada vez tardan más en emanciparse y la situación laboral tampoco les resulta óptima como para aumentar la familia.

Lo confirma el último informe del Instituto Nacional de Estadística (INE), que desvela que las salmantinas se encuentran entre las mujeres de España que más tardan en tener a su primer hijo: 32,02 años de media, solo superado por las mujeres de Vizcaya. Es una edad media, lo que significa que en muchos casos el primer intento es a edad más avanzada, cerca de los 40 años que se marcan de límite para las técnicas de reproducción asistida.

Inevitablemente esta tardanza a la hora de tener un primer hijo tiene una repercusión directa en la natalidad. Durante los primeros seis meses de 2019 apenas habían nacido un milla de bebés en Salamanca. Cuanto más tarda una mujer en tener a su primer hijo, más difícil resulta que pueda haber un segundo o un tercero. Por causas biológicas, a partir de los 30 años la fertilidad disminuye, además de que el tiempo para ser padre se reduce. También para los padres, criar a los hijos con edades más avanzadas resulta más duro, señalan los expertos que, eso sí, apuntan que la única ventaja es que desde el punto de vista económico suelen disponer de más recursos.

Los datos del INE, que comienzan en 1975, muestran que en esos años la edad para tener el primer hijo rondaba los 25 y 26 años. Una media que se mantuvo hasta principios de la década de los 90, cuando empezó a subir progresivamente hasta superar la treintena a principios del siglo XXI. En el caso de Salamanca, además, la falta de una población inmigrante importante, que suele tener antes los hijos, impide compensar el retraso de la maternidad de las salmantinas.

En medio de una legislatura clave para combatir la despoblación en Castilla y León, la vía más directa es la de fomentar la ‘repoblación’: la natalidad.

Los gobiernos toman medidas para incentivar a las parejas a tener hijos, pero se puede estar descuidando a aquellas personas que ya desean tener descencendia sin necesidad de alicientes, pero por problemas biológicos no están capacitados.

La creación de una tercera unidad de reproducción asistida puede dar salida a la lista de espera que existe en la Región y multiplicar el número de nacimientos.

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