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La presidenta de la cooperativa de Porsiete, Pilar Rodríguez, en las instalaciones de la empresa. ALMEIDA
La segunda vida de la ropa en Salamanca

La segunda vida de la ropa en Salamanca

Los artículos textiles que los ciudadanos tiran, algunos sin estrenar, tienen cabida en empresas que se encargan de su reutilización o en roperos que ayudan a vestir a los más necesitados

Martes, 17 de agosto 2021, 11:51

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Según el Instituto Nacional de Estadística (INE) los españoles han gastado 405 euros de media por persona en vestido y calzado en el año 2020. Esta acción conlleva que muchos compradores se deshagan de cantidades de ropa de sus armarios anualmente. Salamanca cuenta con varias entidades que recogen artículos de textil, ropa y calzado, como Porsiete, la cooperativa gestora de residuos y centro especial de empleo sin ánimo de lucro, que desarrolla su actividad en más de 230 municipios de Salamanca, da servicio a unos 1.500 establecimientos de hostelería, residencias, colegios, catering y cuenta con más de 500 contenedores instalados en las calles salmantinas.

La empresa, con la autorización de la Junta y el Ayuntamiento de Salamanca instaló, en el año 2012, 170 contenedores de color morado por la vía pública para que los ciudadanos depositen los artículos de ropa que ya no utilizan y así evitar que acaben en los vertederos. “En el año 2011 nos lanzamos a esta aventura para que la ropa pudiera tener una nueva vida e intentar reducir así los gases perjudiciales de CO2 que genera el textil”, manifiesta Pilar Rodríguez, la presidenta de Porsiete desde 2006.

El proceso que siguen los nueve trabajadores del sector textil de la cooperativa es la realización de rutas establecidas, con una furgoneta de empresa, para cargar las bolsas introducidas en los contenedores, y descargarlas posteriormente en la nave de Porsiete. Después seleccionan, en jaulas de metal, las prendas que se encuentran en perfectas condiciones para venderlas a tiendas de segunda mano. El resto lo clasifican en bolsas de basura y son trasladadas a empresas del levante que cuentan con grandes instalaciones para separar los artículos por categorías y por tejidos. Parte de ese cargamento, ya agrupado, termina en mercados de África y Europa del Este o en otras fábricas que transforman los textiles en rellenos para asientos de coches o en gomas especiales para los parques infantiles. “Nosotros no podemos seleccionar las prendas por tipologías porque no tenemos el volumen suficiente, necesitaríamos el de toda Castilla y León”, explica la presidenta.

El año pasado la empresa recogió 384.835 kilogramos de ropa, textil y calzados, una cifra inferior al año anterior. “El año 2020 hemos obtenido menos debido al confinamiento, pero tampoco ha sido mucha la diferencia, porque todo el mundo aprovechó para realizar limpieza de armario mientras estaba en casa”, declara Pilar Rodríguez.

Otro reciclaje. La cooperativa no solo se dedica al textil, también recoge el aceite vegetal usado de hogares, restaurantes, bares, hospitales y colegios y lo convierten en bioetanol. Además, también se encarga de reparar aparatos electrónicos y eléctricos para su posterior venta de segunda mano y recopilan tóner y cartuchos de tinta, pilas, baterías de litio, de plomo y de níquel, y de placas solares. “La idea es vender esos artículos reparados para darles un segundo uso, aunque es un proceso lento porque hay que conseguir las garantías”, lamenta Pilar Rodríguez.

Porsiete echó a andar en 2006, cuando esta maestra dio un giro a su vida, para dedicarse al reciclaje de aceite. “Al principio no teníamos ni idea, pero hemos ido aprendiendo con los años”, explica la presidenta. En el 2011 comenzaron con el reciclaje de la ropa, textil y calzado. “El textil es uno de los residuos más voluminoso y más contaminante que hay por los componentes que contiene, por eso es importante que se vuelva a utilizar y que no se tire todo aquello que se pueda recuperar”, explica Pilar Rodríguez.

ANÉCDOTAS

Deshacerse de ropa nueva

Algunos salmantinos han arrojado a los contenedores de Porsiete bolsas de ropa que se encontraban sin estrenar, en vez de la ropa usada.

Zapatillas con premio

Un joven tiró una zapatilla llena de 1.000 euros y la entregó a la empresa sin darse cuenta del dinero que contenía.

Llaves de casa y teléfonos móviles

Otras personas han colado sus llaves de casa o sus teléfonos móviles en las bolsas de reciclaje. Estos objetos son casi imposibles de recuperar entre tanta ropa que contiene la nave.

El milagro de los trajes de boda

Los invitados de una boda se equivocaron y tiraron sus trajes a tres día de la boda. La empresa Porsiete los encontró después de varias horas buscando.

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