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Oliver Marcos, educador del Comité Antisida de Salamanca.
La queja de un salmantino con VIH: ‘Cuesta visibilizar esta enfermedad por miedo a que te despidan’

La queja de un salmantino con VIH: ‘Cuesta visibilizar esta enfermedad por miedo a que te despidan’

Oliver Marcos fue diagnosticado hace cuatro años. Los tratamientos recuperaron sus defensas, pero no su anterior trabajo

Viernes, 2 de diciembre 2022, 16:20

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Su diagnóstico llegó hace cuatro años y -como advierte para los demás- llegó de forma tardía porque la enfermedad ya estaba en ‘fase SIDA’ y le mantuvo tres semanas hospitalizado. “Se considera SIDA cuando el VIH ya te ha dejado los linfocitos CD4 -que son las defensas- por debajo de 200”, explica Oliver Marcos, educador del Comité Antisida y cara visible de esta enfermedad que, a día de hoy, tiene casi más consecuencias sociales que de salud.

“Yo perdí mi trabajo por ser VIH. Es ilegal despedirte por eso, pero hay formas no explícitas. En mi caso no ‘superé’ el periodo de prueba”, recuerda. Marcos considera que el problema de los estigmas radica, sobre todo, en el desconocimiento de la población.

“Las persona infectadas creen que si visibilizas la enfermedad en el entorno laboral puede ser motivo de despido o de cambio de puesto que no esté de cara al público. Siempre pongo el ejemplo de un carnicero de barrio. ¿Cómo esa persona va a decir que tiene VIH si sabe que el cliente va a pensar que si se hace sangre mientras está cortando la carne les va a contagiar y se van a morir? El infectado va a temer por su trabajo cuando es absurdo si todos prestaran atención a la evidencia científica”, reflexiona. ¿Y qué dice esa evidencia científica? “Pues que una persona con VIH que esté tomando la medicación tiene una carga viral indetectable y, por lo tanto, no puede transmitir el virus a otra persona. Pero además, que el virus se transmite solo en unas condiciones específicas y aunque me pinche y sangre, el virus solo aguanta en unas determinadas condiciones y tiempo. En lugar de atender a eso, vamos más al prejuicio”, lamenta el educador del Comité Antisida de Salamanca.

El mensaje de que el VIH no debería generar tanto pavor entre la población es un arma de doble filo porque también puede generar esa pérdida de miedo. Oliver Marcos reflexiona y recuerda que “es cierto que se trata de una enfermedad con la que ya no te mueres, pero no deja de ser un diagnóstico crónico que, por ahora , es para toda la vida y te obliga a medicarte a diario”. Afortunadamente, los tratamientos han cambiado. “Conozco a gente que hace dos décadas tomaban más de 20 pastillas diarias y ahora solo tenemos que tomar una pastilla”, celebra, pero avisa: “Las primeras generaciones diagnosticadas de VIH y que empezaron con los tratamientos ya están envejeciendo y ahora hay dudas sobre si estas personas envejecen aceleradamente o si tienen más posibilidades de sufrir comorbilidades”.

Mejor prevenir que curar

La industria farmacéutica creó hace años un producto profiláctico que sirve para tener relaciones sexuales desprotegidas con persona que tengan el VIH, pero que el virus no consiga entrar en tu cuerpo. Desde el Comité Antisida de Salamanca se exige que los médicos de familia ofrezcan esta profilaxis “sin entrar en moralismos” y explican: “El problema es que cuando le pides este tratamiento a algunos médicos, te dicen que te pongas el preservativo. En otros casos hay desconocimiento y te preguntan que qué es eso”.

La recomendación de un afectado por el VIH es la de “someterse a pruebas, aunque no se tengan sintomas” “Pueden pasar hasta diez años hasta darse cuenta de que pasa algo raro. Por eso es importante hacerse un test, porque en 20 minutos tienes el resultado”.

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