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Martes, 16 de marzo 2021, 17:18
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Varios países europeos, además de España, han paralizado temporalmente la vacunación con AstraZeneca o han inmovilizado lotes concretos de la vacuna mientras se aclara si la producción de coágulos de sangre que han sufrido algunas personas tiene algún tipo de relación o no con la vacuna de la covid-19. Según el último informe del Ministerio de Sanidad de farmacovigilancia sobre vacunas covid-19 los trastornos generales, como fiebre o dolor en la zona de vacunación, han sido los más frecuentemente notificados, seguidos de los trastornos del sistema nervioso (mayoritariamente, cefaleas y mareos) y del sistema musculo-esquelético (dolor en las articulaciones y mialgia). Pero también aparece un caso de complicación sanguínea y otro vascular, sin especificar.
El miedo se ha extendido entre la población menor de 55 años, en especial entre los colectivos a los que ahora les tocaría vacunarse, como los profesores. ¿Qué dicen los expertos al respecto? ¿Hay motivos para tener miedo?
“Me parece que se está exagerando un poco con el tema. No creo que haya que parar la vacunación, sino simplemente apartar el lote en cuestión hasta que en Dinamarca averigüen si esos pocos casos de trombos son en realidad causados por la vacuna y si en realidad hay un aumento de personas con trombos entre los vacunados respecto a los no vacunados”, asegura Ana Fernández-Sesma, prestigiosa viróloga del Hospital Monte Sinaí de Nueva York y añade: “Creo que la EMA (Agencia Europea del Medicamento) se ha manifestado llamando a la calma y estoy de acuerdo. En este tipo de vacunaciones masivas puede haber algún caso muy aislado con efectos adversos, pero puede ser también una casualidad”. Además, la catedrática apunta que en Inglaterra en 5 millones de vacunados no se ha observado ningún caso.
AstraZeneca ha sido la vacuna inyectada a los estudiantes de la Universidad de Salamanca que están realizando prácticas en centros sanitarios. Alrededor de 2.000 alumnos de Medicina, Enfermería, Fisioterapia, Farmacia, Odontología, Psicología, Logopedia y Terapia Ocupacional, entre otros, recibieron la primera dosis de esta vacuna la semana pasada. Luis Félix Valero, epidemiólogo de la Universidad de Salamanca, comenta: “Los alumnos de la Universidad de Salamanca que realizan prácticas en centros sanitarios y sociosanitarios vacunados han presentado las reacciones adversas descritas como más frecuentes: dolor o inflamación en lugar de la inyección, cansancio y fiebre”. Sobre la paralización del proceso de vacunación, el experto comenta: “Son las agencias reguladoras (Agencia Europea del Medicamento y la Agencia Española) las que tienen que evaluar si los efectos adversos notificados están asociados o no a la vacuna. Según las agencias reguladoras, de momento, no parece muy probable que sea así”.
Mucho más cauteloso se muestra Antonio Muro, catedrático de Parasitología de la Universidad de Salamanca. “Creo que hay que ser prudentes y seguir las recomendaciones de la Agencia Española del Medicamento que, por cierto, estuvo muy acertada al no recomendar la vacuna de AstraZeneca a los mayores de 55 ya que había pocos datos concluyentes en ese segmento de población”, apunta el especialista que siempre ha defendido las virtudes de las vacunas en líneas generales.
La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ha explicado que el número de eventos trombóticos entre la población que ha recibido esta vacuna no es diferente del que se puede esperar en condiciones normales. En cifras concretas, en España se produjeron en 2018 un total de 11 ingresos hospitalarios por cada 100.000 habitantes de 35 a 39 años por embolismo pulmonar. La incidencia anual de tromboembolismo pulmonar se estima entre 70 y 113 casos por cada 100.000 personas de cualquier edad, pero se incrementa entre las personas mayores, con 82 casos por cada 100.000 de 65 a 69 años. Al vacunar a cientos de miles de personas, señalan, es de esperar que alguno de estos episodios coincida temporalmente. En este sentido, Amós García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología pone un ejemplo: “Si me vacuno de la gripe y a la semana me da un infarto, ¿la vacuna de la gripe produce infartos? No, lo que hay es una relación temporal de casualidad, no de causalidad”, afirma. Por eso, considera que antes de tomar decisiones drásticas habría que estudiar, precisamente, si existe alguna relación entre los casos de trombos graves y el fármaco de AstraZeneca.
Al respecto, Estanislao Nistal, virólogo formado en la Universidad de Salamanca, ahora profesor de Microbiología de la Facultad de Farmacia en la Universidad CEU San Pablo, hace hincapié en que “lo primero es revisar los datos y ver qué está pasando”, e insiste en que las vacunas tienen que tener total seguridad y confiesa: “Personalmente, creo que la vacuna es segura por lo que se ha mostrado”, aunque reconoce que puede haber algún lote que esté dando problemas.
Además, prácticamente la mayor parte de los expertos consultados por este periódico coinciden en la mala política de comunicación de AstraZeneca, lo que ha provocado que se multipliquen los comentarios negativos hacia su vacuna.
Del mismo modo, Raquel Carnero, experta salmantina que trabaja como consultora en varias farmacéuticas, insiste en que es una suspensión cautelar y temporal y hace referencia a los datos de farmacovigilancia de la AEMPS, que son públicos. En concreto, la AEMPS, como agencia estatal adscrita al Ministerio de Sanidad, es la responsable de garantizar la calidad, seguridad, eficacia y correcta información de los medicamentos y productos sanitarios, desde su investigación hasta su utilización, siempre defendiendo el interés de la protección y promoción de la salud de las personas, de la sanidad animal y el medio ambiente.“No podemos saber más de momento”, apunta con prudencia Raquel Carnero.
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