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Solo había un destino cuando Reda Diouba recibía el dinero de sus padres: las apuestas deportivas. “Fui ludópata durante tres años”, reconoce. Decirlo en voz alta ahora suena fácil. Entonces, era una quimera. Solo han pasado dos años desde que decidió que sería la última vez que apostaría al fútbol, baloncesto, beisbol o lo que tuviera una cuota más alta. Llenaba sus pocos sueños. “Había días en que tenía en las manos una cantidad ingente de dinero y otras en que me había desaparecido en el primer día”.
Como parte de su proceso de recuperación, decidió poner en marcha una ‘performance’ en diferentes sitios de la ciudad con instalaciones sencillas: una máquina de apuestas deportivas como la que puede haber en cualquier salón de juegos de la ciudad y un taburete para sentarse. Llegó a la Plaza Mayor, la Puerta Zamora y la plaza del Liceo. Todo eran miradas clavadas. “En un principio me colocaba yo en la máquina, pero comprobamos que cuando no había nadie daba mejor resultado y la gente se acercaba”, traslada.
Le sorprendió como muchas personas interiorizaban como dentro de la ‘normalidad’ que se hubiese instalado una máquina de apuestas deportivas en la Plaza Mayor o como padres trataban de explicarle de padres a hijos qué eran las apuestas y sus peligros. En su interior había las apuestas favoritas entre los jóvenes: deportivas, ruletas y bingo. Al menos eso se promocionaba en apariencia.
En realidad, un ‘QR’ encerraba la respuesta que ahora se ha trasladado a través de las redes sociales. El código traslada al contenido del trabajo musical de ‘Reda Diouba’ en el que cuenta cómo fue su proceso de recuperación y su lucha de interior para evitar volver a caer. ¿Por qué la cifra de ‘1095’? “Son los días que pasé siendo ludópata en los que fui adicto básicamente. Yo quería ver las caras y todo era como una especie del monolito en ‘Odisea 2001’ con toda la gente curioseando y poniendo caras”, explica.
Sin embargo, la conclusión fue mucho más allá. La mayoría de personas pasaba de largo, pero no profundizaba en el fondo de por qué una máquina recreativa podía estar en la Plaza Mayor. “La gran mayoría de la población hace caso omiso, tiene sus rutinas y no se pregunta el porqué de algunos problemas como puede ser la ludopatía”, detalla.
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