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Claudio de Castro Panoeiro, en las instalaciones de la Facultad de Derecho de Salamanca. GUZÓN
La historia de superación de Claudio, invidente y doctor en Salamanca

La historia de superación de Claudio, invidente y doctor en Salamanca

Claudio de Castro sufre ceguera, un obstáculo que no le ha impedido cursar Derecho, entrar en la Abogacía General del Estado en Brasil y ahora defender su tesis en Salamanca

Viernes, 17 de enero 2020, 14:27

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Este viernes la Universidad de Salamanca ha sido escenario de un acontecimiento excepcional. No se trata en este caso de un acto con la pompa de las grandes ceremonias como las celebradas en el Octavo Centenario del Estudio, sino que hablamos de un hecho mucho más sencillo, pero no por ello menos relevante. Claudio de Castro Panoeiro ha defendido su tesis doctoral titulada “Transparencia e integridad en grandes eventos deportivos. Lecciones aprendidas en Río 2016”, dirigida por Pedro Nevado-Batalla.

Hasta aquí nada especial, en la Universidad de Salamanca se leen muchas tesis. Llama la atención el tema elegido, pero es normal ya que su autor es de origen brasileño y, además, miembro de la Abogacía General del Estado de Brasil. Lo curioso es que Claudio de Castro Panoeiro sufre discapacidad visual.

Son contados los casos de personas invidentes que llegan a convertirse en doctores. Sin embargo, en el caso de Claudio su ceguera no fue un obstáculo para que hace dos años decidiera cruzar el charco e instalarse con su mujer e hijo en Salamanca, salvando las dificultades de expresarse en un idioma que aprendió en 2012 a través de un curso y muchas horas escuchando la radio y los programas de la televisión en español.

“Tengo retinosis pigmentaria desde niño. Estudié en escuelas convencionales hasta los 10 años cuando empecé a formarme en escuelas especializadas para niños invidentes porque ya no podía leer y a los 17 años empecé a utilizar el bastón”, cuenta este abogado brasileño que se formó en Derecho en la Universidad Federal de Río de Janeiro. “Los libros entonces no estaban en braille, así que tenía la ayuda de compañeros y otras personas voluntarias que los grababan en cintas para que yo pudiera escucharlos y hacer mis resúmenes”, explica.

“Cuando hice las oposiciones me pasé horas digitalizando los libros, ahora ya compro los libros electrónicos”

Avances tecnológicos. Cuando terminó la carrera, se preparó las oposiciones para la Abogacía del Estado. “Compraba los libros en papel y los metía en un escáner para digitalizarlos y luego tenía ya un software de voz que leía cada tema”, recuerda y reconoce que el avance tecnológico ha sido clave para que pudiera avanzar en su formación. “Ha habido un gran cambio desde que hice la carrera al máster y al doctorado con los libros electrónicos”, asegura y comenta que ahora compra los libros electrónicos y luego con un programa de ordenador los pasa a voz y, además, tiene la posibilidad de escuchar los textos en distintos idiomas. “Cuando hice las oposiciones me pasé horas digitalizando libros, ahora los compro y puedo empezar a escucharlos inmediatamente”, apunta.

Claudio se maneja en portugués, español, inglés e italiano. “Tenía dos desafíos: explicar cómo funciona la estructura de los Juegos Olímpicos, para lo que utilicé literatura principalmente de autores de Estados Unidos y Reino Unido, y estudiar el tema de la transparencia, algo que encontré en literatura española, italiana y brasileña. Y luego está la parte práctica que son los datos de los procesos judiciales abiertos en Brasil por este tema, estudié 18 con unas 8.000 páginas cada uno”, recuerda.

Su relación con Salamanca y la Universidad comenzó hace siete años, cuando cursó un máster en corrupción. “La Abogacía General del Estado tiene un programa de calificación de los abogados públicos y me propusieron ir a Salamanca. La decisión no fue fácil, fue un reto cambiar de vida y de país, pero si uno quiere seguir adelante tiene que arriesgar y eso fue lo que yo hice”, afirma. En esta aventura no ha estado solo. En 2012 ya viajó acompañado de su mujer Jeane, y en esta ocasión se ha sumado su pequeño Luca, que ha empezado este curso el colegio. “Hemos tratado de vivir como cualquier familia española”, subraya.

“Fue un reto cambiar de vida y de país, pero si uno quiere seguir adelante tiene que arriesgar y eso fue lo que yo hice”

Los pasillos de la Facultad de Derecho ya no son ningún misterio para este brasileño. Tras dos intensos años de estudio, los recorre a la perfección con su bastón.

Los resultados de su tesis no dejarán indiferentes a nadie. “Los sistemas de transparencia no funcionado en Brasil, hay agujeros que han permitido la comisión de actos de corrupción”, asegura Claudio y añade: “El tamaño de la corrupción se mide por la riqueza del país. El gobernador de Río cobraba 80.000 euros al mes por regalar contratos, si las empresas lo pagaban es porque tenían mucho dinero”.

Este argumento será el que expondrá el viernes ante el tribunal de su tesis presidido por el catedrático Nicolás Rodríguez. Entre los miembros hay, además, alguien muy especial, André Luiz de Almeida Mendonça, abogado general del Estado, su jefe en Brasil y también formado en Salamanca.

La aventura acabará en febrero. “Es el momento de volver y trabajar”, añade Claudio de Castro que en estos dos años no ha viajado a Brasil.

Un ejemplo de que con tesón y esfuerzo no hay obstáculo que te impida avanzar y superarte.

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