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Viernes, 15 de octubre 2021, 11:14
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“Ninguno de mis profesores de la infancia hubiera firmado lo que hoy he conseguido”. Miguel Ángel Ávila no habla de la dislexia como un trastorno del aprendizaje sino como una “oportunidad” que le enseñó a afrontar la vida con una “mirada diferente” e incluso alcanzar el “éxito” en todas las tareas que ha afrontado.
Este salmantino tiene diagnosticado el grado más alto de dislexia. Es decir, mucho más allá de no saber diferenciar la izquierda de la derecha. “Yo tengo todas las opciones que tienen los disléxicos desde la derecha a la izquierda, la forma de ordenar los números, el modo de interpretar la realidad a las faltas de ortografía”. Frente a la opción del aprendizaje tradicional a través de la memorización, los disléxicos realizan un proceso a través de la lógica y la resolución de problemas. Hasta sexto curso de la antigua EGB no sabía la razón de sus continuas faltas de ortografía, tildes o un lenguaje escrito demasiado incomprensible. Por ello, tendía a soluciones imaginativas. “Ideé un sistema morse con un compañero para en los dictados no parecer tonto. Un toque con el bolígrafo era con be, dos toques con uve, o las haches a las que no les encontraba ningún sentido”, reconoce. Cuando ya le daban por perdido, un estudio con un logopeda derivó al diagnóstico de dislexia.
Sin embargo, el paso del colegio al instituto volvió a encontrarse con trabas. El centro educativo anterior no informó de la situación y las penalizaciones por las faltas de ortografía le acompañaron hasta el final de la docencia: “Yo tenía que sacar un notable para aprobar porque siempre me bajaban dos puntos por faltas. En aquella época recibí un gran apoyo por parte de Coral López Franco, que era la única profesora que vivía en el pueblo y me entendió”. Llegó el momento de la Selectividad y ningún profesor se quería “arriesgar” a que los correctores vieran un examen con tantas faltas, pese a tener un buen expediente académico. Procuraba evitar las frases largas e ir directamente a la solución para evitar cometer faltas y sintetizar lo máximo posible. “Cuando descubrieron que tenía dislexia me abrazaron y me pidieron perdón porque me habían bajado la nota durante todos los cursos porque lo desconocían por completo”, señala.
Ya durante la carrera y señalando previamente el trastorno que padecía no volvió a tener problemas con las notas. Superó con éxito los grados de Ingeniero Técnico Agropecuario e Ingeniero Agrónomo. “He hecho cinco másteres, he escrito cinco libros: uno de novela, una poesía, uno de cuentos y dos guías”, presume de la evolución que ha tenido a lo largo de su vida que también le ha llevado a ser durante un tiempo alcalde de Mozodiel y actualmente director general de una empresa ubicada en el Parque Científico. “La dislexia te enseña que toda tu vida va a ir cuesta arriba y vas a tener que esforzarte un plus más que los demás”, señala. Así, recuerda sentirse “apartado” en algunos momentos de su infancia, una situación que en la actualidad se va corrigiendo con apoyos educativos.
Sin embargo, en su caso todas esas barreras le enseñaron a hacer su propio camino en una dirección de aprendizaje avalada por un cambio en la forma de pensamiento. “A la hora de leer, saco la información leyendo casi en diagonal y de una forma más abstracta aprendí a decodificar la información y pensar más en imágenes”. Destaca que una característica común de los disléxicos es que son “curiosos e imaginativos”. “Un tercio de los directivos del mundo son disléxicos, así como muchos escritores y artistas ya que tenemos una imaginación que es mucho más poderosa”, incide. Frente a lo que se pueda creer, ahí reside la principal diferencia: no tienen una inteligencia por encima de lo normal, sino una forma diferente de ver el mundo.
¿Qué le diría a una madre a la que su hijo acaban de diagnosticar dislexia? Ávila no se lo piensa: “Le daría la enhorabuena”. Aunque tras las primeras evaluaciones muchos padres se asustan, señala la importancia de verlo como una “oportunidad”. En este sentido, resalta que a los pequeños hay que darles todo el apoyo necesario de logopedas y atención. “La percepción ha cambiado. Antes salir a la pizarra a escribir un dictado para mí era un suplicio y se burlaban de mí, ahora por suerte eso ha cambiado”, detalla. Por ello, señala que “no existe la opción de avergonzarse”. “Es una oportunidad en la que no se desfallece porque no hay otra opción. Lo que se reirían mis profesores...”.
Por lo general, las personas que padecen dislexia poseen una inteligencia totalmente normal, al igual que la visión, y aunque la dislexia no tiene cura por ser congénita y no tratarse de una enfermedad, la detección temprana produce una evidente mejora en las dificultades que conlleva. Hay múltiples personajes históricos que han tenido dislexia, o que los estudios posteriores confirman que pudieron tenerla sin haber sido diagnosticada. Uno de los más famosos es Albert Einstein. El científico creador de la Teoría de la Relatividad no empezó a hablar hasta los seis años. También otros artistas plásticos como Andy Warhol o músicos como Mozart. En este ámbito, grandes iconos de la canción como John Lennon también padecían este trastorno del aprendizaje, que no le supuso una barrera para componer himnos que quedaron grabados en la historia. El prestigioso científico Stephen Hawking o Steve Jobs tuvieron problemas en la educación tradicional, algo que no les impidió revolucionar el mundo del universo y la tecnología.
La dislexia es un trastorno del aprendizaje que lleva consigo una cierta dificultad para leer debido a algunos problemas para identificar los sonidos del habla y para comprender cómo estos se relacionan con las letras y con las palabras. Asimismo, la dislexia también es conocida como dificultad de lectura, ya que afecta a las zonas del cerebro en las cuales se procesa el lenguaje.
Algunas de las claves que pueden facilitar la detección de la dislexia son: el exceso de faltas de ortografía, cuesta aprender palabras nuevas, dificultad para escribir el orden de los números.
Por regla general no suele detectarse hasta el inicio de la edad escolar. Obtener un diagnóstico es importante para obtener apoyos en el aula.
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