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Una camarera, durante su jornada laboral, atiende una mesa en la terraza de un establecimiento en Salamanca. LAYA
Los jóvenes huyen de la hostelería: «No me planteo volver a trabajar así»

Los jóvenes huyen de la hostelería: «No me planteo volver a trabajar así»

Las largas jornadas y los horarios nocturnos hacen al sector poco atractivo. La falta de políticas de conciliación impulsa a los menores de 30 a migrar a otros trabajos

Lunes, 26 de agosto 2024, 14:12

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Las intensas jornadas que incluyen fines de semana y festivos, la alta carga laboral y los horarios partidos que se extienden hasta después de la medianoche son los motivos que han convertido a la hostelería en Salamanca en un trabajo poco atractivo para los más jóvenes, que buscan oportunidades en sectores donde «los salarios son más altos y las condiciones mejores».

Ese es el caso de Isabella Breukers, Paola Burguera y Natalia Durán. Son tres jóvenes que, tras haber tenido sus primeras experiencias profesionales en hostelería, han preferido cambiar trabajo.

«En hostelería, se hacen muchas horas. Es un trabajo muy agotador y llegas reventada a casa. Siempre te quedas después de tu horario porque tienes que recoger. A mí me ha tocado quedarme hasta dos horas después del cierre de restaurante. Ese tiempo extra en algunos sitios te lo compensan y, en otros no. Y, cuando ya tienes ocho horas trabajando, quedarte otras dos es agotador. Por eso, en cuanto pude me cambié al comercio, donde los horarios son mejores y me pagan lo mismo», cuenta Paola Burguera.

Una experiencia similar a la vivida por Natalia Durán que, tras dos años trabajando como camarera en distintos bares y restaurantes de la ciudad, no se lo pensó dos veces cuando le salió la oportunidad de trabajar en un supermercado. «Es un cambio del cielo a la tierra. En hostelería, te desgastas porque son muchísimas horas de trabajo que a veces ni te compensan. Tienes el horario partido que agota mucho porque pierdes todo el día. En el supermercado, tengo horario corrido, lo que me permite tener la mañana o la tarde libre y hago mis horas justas. Llego a mi hora y me voy a mi hora. En hostelería, eso es imposible. Tienes que llegar unos 30 minutos antes para arreglar todo e irte una hora o más después para dejarlo todo limpio», relata la joven.

Esta es una opinión en la que coincide Isabella Breukers. «Uno de los problemas a los que yo me enfrente en hostelería era irregularidad de los horarios. No tenía una jornada fija, sino que cambiaba todo el tiempo y, a veces, no me avisaba con suficiente antelación. Si a eso le sumas que haces horario partido y sales súper tarde, no te queda tiempo para ti», comenta la joven.

Esta es una situación a la que hay que agregar la dificultad para moverse en transporte público por la ciudad en la madrugada. «Si no vives en el centro y no tienes coche, moverte en Salamanca en la noche es muy complicado. Las opciones son esperar el bus nocturno que pasa cada hora y que luego hace una ruta súper larga o pagar un taxi. En mi caso, ninguna de estas dos opciones me servía porque los horarios del bus no me coincidían y no iba a pagar taxi todos los días. Por eso, me iba a pie. Entre la jornada de trabajo, las horas extra y la caminata llegaba a casa muerta de cansancio», recuerda Paola Burguera.

Además, las jóvenes trabajadoras destacan que la carga laboral es muy pesada lo que genera mucho agotamiento. Todos estos motivos son los que impulsan a muchos jóvenes a optar por otros sectores. Sin embargo, en hostelería, existen muchos trabajadores de todas las edades que optan por quedarse en el sector debido a que las jornadas, las remuneraciones y los horarios si se adaptan a sus preferencias.

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