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El escritor salmantino Fernando Díaz San Miguel con la portada del libro.
Fernando Díaz San Miguel (escritor salmantino): “Quien escribe debe saber de qué habla, pero sin aburrir al lector con los detalles”

Fernando Díaz San Miguel (escritor salmantino): “Quien escribe debe saber de qué habla, pero sin aburrir al lector con los detalles”

El autor presentará su nueva obra, ‘Lo que dijo el trueno’, el 25 de noviembre en el Casino

Lunes, 21 de noviembre 2022, 13:42

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Hace apenas un mes, Díaz San Miguel ha publicado la novela ‘Lo que dijo el trueno’, una historia que narra el viaje de Miguel Izamid por el sur de Inglaterra. El viernes, 25 de noviembre, la presentará en el Casino de Salamanca junto a Antonio Colinas y Francisca Noguerol.

¿Qué ha supuesto esta novela dentro de su trayectoria literaria?

—’Lo que dijo el trueno’ es una novela pensada durante mucho tiempo, pero para la que nunca encontraba el momento, las horas necesarias en las que dedicarme a escribir. Cuando finalmente lo hice, construí esta aventura sobre la que volcar todas esas ideas: quería que fuese la reconstrucción de algunos recuerdos, quería que fuera una aventura y quería intentar otra forma de contar, escapar de tantas narraciones de fórmula que emocionan a la crítica y que a mí solo me parecen copias de García Márquez o variaciones fáciles del Galdós de ‘Marianela’.

En la novela, reivindica a autores como Pérez Galdós.

—Es que, en España, siempre hemos sido algo cainitas con los escritores. Nos creemos que Dickens es superior a Galdós porque es inglés. Y Galdós, en ‘Marianela’, por ejemplo, ya escribe en 1878 como lo haría James Joyce en 1922.

“La industria editorial se ha instalado en cierto catastrofismo: hay más lectores que antes

El libro habla de esa literatura inglesa de 1922, de T. S. Eliot y de otros autores de la época.

—Bueno, el personaje principal de la novela está obsesionado por la figura de Eliot que es, como él, un extranjero que llega a Oxford cien años antes. Izamid investiga, se sorprende y llega a algunas conclusiones que yo no he encontrado en la crítica eliotiana.

En la novela se percibe el trabajo de investigación.

—Bueno, es que hay que saberse la partitura antes de interpretar su música. Pero lo importante es eso, que quien escribe sepa de que habla sin aburrir al lector con los detalles. Cuando escribes, tienes que saber lo que los personajes saben, aunque no se cuente en la novela. He molestado a amigos cirujanos para entender cómo era la hernia de Eliot porque lo necesitaba para describir un gesto que él hace en la cama cuando le incomoda.

“Intento escapar de narraciones de fórmula que me parecen copias de García Márquez”

Y hay una historia de amor.

—Sí, bueno, hay muchas, supongo. La novela debe ser eso, una reescritura de la realidad, y aunque esa realidad pudiera plantearse en un planeta lejano, los temas seguirían siendo los mismos, creo yo: la amistad, el intento de hacer algo útil en el planeta... Está la historia que Izamid recuerda de su tiempo en Oxford, está la historia de Eliot con su primera mujer, Vivienne Haigh-Wood, y otros amores «más poderosos que la vida» que decía Gil de Biedma, con los que los lectores se sorprenderán.

El próximo día 25, presentará el libro acompañado por Antonio Colinas y Francisca Noguerol en el Casino de Salamanca.

—Me alegra mucho que sean ellos quienes me acompañen. Antonio me ha ayudado con su ánimo en la lectura de los primeros borradores y con algunos elementos que son clave para la trama del libro. Y Paqui Noguerol, bueno, mucha de la educación sentimental de esta novela se debe a su guía literaria. En el índice bibliográfico, hay una radiografía suya: Monterroso y José Emilio Pacheco, Lihn y Zurita, Parra. Todas las lecturas a las que llegué a partir de sus consejos han llevado a esto.

“Construyo mis ficciones a través de personajes rastreables. Es parte del juego”

Hablando de eso: Antonio Colinas, José Emilio Pacheco y otras personas reales aparecen en su libro. Algunos actúan y dialogan.

—Bueno, es parte del juego. Los compañeros de viaje de Izamid también son personajes reales, amigos míos: el fotógrafo Thom Capon, las hermanas Sebert, Lorena Escudero, que trabajó en Oxford... Construyo mis ficciones a través de personajes rastreables. Intento que eso, unido a los personajes ficticios, cree una realidad paralela, porque eso es una novela al fin y, al cabo, una realidad alternativa.

¿Cómo ve el mundo editorial en la actualidad y qué futuro prevé con tanta reconversión digital?

—Lo veo muy bien. Creo que hay cierto catastrofismo en el que la industria se ha instalado. Ahora, no hay veinte millones de lectores para un solo libro, como pasaba hace cincuenta años, porque la escritura se ha democratizado, por así decirlo, y en vez de un escritor de veinte millones hay miles de libros que venden unos miles de ejemplares. Y mucha más gente lee, en papel y en digital y en audiolibro. Lo importante es el saldo final de lectores, que es muy superior al de otros tiempos que se consideraban épocas doradas.

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