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Joyería Terrones.
Fallecen en cuatro días los dos hermanos fundadores de la Joyería Terrones por coronavirus

Fallecen en cuatro días los dos hermanos fundadores de la Joyería Terrones por coronavirus

José Terrones murió el 31 de marzo y Luis, el 3 de abril | Fundaron la joyería y relojería de la calle Pozo Amarillo hace más de medio siglo

Sábado, 4 de abril 2020, 13:23

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La histórica joyería y relojería Terrones de la salmantina calle Pozo Amarillo ha perdido en apenas cuatro días a sus dos fundadores a causa del coronavirus. José Terrones, de 77 años, y Luis, de 82 años, han fallecido después de luchar varios días contra la COVID-19, según ha informado la joyería en su página de Facebook. José murió el pasado 31 de marzo y Luis lo hizo el día 3 de abril. Son los hijos de Luis Terrones los que mantuvieron el legado de su padre y de su tío al frente de una joyería que reabrió en el año 2011 bajo su batuta. Un establecimiento histórico de Salamanca que comenzó su andadura en los años sesenta.

Han sido precisamente los hijos de Luis los encargados de escribir unas palabras de despedida en la cuenta de Facebook de la joyería Terrones. “Después de perder a nuestro tío José Terrones el martes 31 de marzo, que aunque intentó luchar contra esta enfermedad con ese talante tan dicharachero que él derrochaba con todo el mundo y haciendo pequeños todos los graves momentos que le había tocado vivir, así como su minusvalía, aunque esta, nunca le impidió disfrutar como nadie, de su familia y la infinidad de amigos de la que le gustaba presumir y como no, siempre acompañado de su inseparable hermano Luis, su cuerpo no pudo mas. Hoy (por este viernes), hemos recibido la peor noticia que nunca quisimos tener que escuchar, ya que también hemos perdido a Luis Terrones, nuestro padre. Luis, que aunque su ilusión hubiera sido pertenecer al ejercito del aire, aprendió junto a José el oficio de relojero, siendo reconocidos como dos de los mejores relojeros de España. Luis, viendo que ya no tenía mas fuerzas para luchar contra esta terrible enfermedad, quizá pensó que ya era el momento y que así seguirían cuidándose el uno al otro allá donde estén, ya que no podían estar el uno sin el otro. Seguro que José te estaba esperando, para que le pongas su silla y subiros los dos juntos al cielo. Te echaremos de menos yayo, esas tertulias en la oficina, tus vivencias, inquietudes, buenos consejos, tus robos de los pasteles de nuestras celebraciones y a ti José, con tu coche sin faltar ni un día para ver que estamos bien, siempre preguntando por todos. Toda vuestra familia y amigos, aunque no puedan acompañaros como vosotros os merecéis, os tendremos siempre presentes y así siempre estaréis vivos en nuestros corazones”.

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