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La todavía ministra de Sanidad, Carolina Darias, anunció la pasada semana el inicio del proceso para crear la especialidad MIR de Medicina de Urgencias.
Un aviso que ha sido acogido con alegría contenida por parte de los urgenciólogos salmantinos que, si bien consideran que puede suponer una gran mejora para el Hospital de Salamanca, recuerdan que ya se lo oyeron previamente a Salvador Illa y otros ministros que prometieron, pero no cumplieron.
El actual jefe de Urgencias del Complejo Asistencial de Salamanca, Jorge García Criado, apunta que una de las ventajas más importantes de que se reconozca la especialidad de Urgencias es que “se dejaría de competir con Atención Primaria porque los urgenciólogos ya solo podrían trabajar en Urgencias, y viceversa”.
El problema actual es que a los médicos que trabajan en Urgencias solo se les exige que tengan algún tipo de especialidad médica. En su mayoría son Médicos de Familia o especialistas en Medicina Interna, de modo que cuando surge un concurso de traslados -sobre todo en periodos de máxima saturación- prefieren marcharse a un centro de salud y dejan las plantillas de los hospitales con menos efectivos de los necesarios.
Para Tomás Toranzo -también urgenciólogo y presidente de CESM- la ventaja más importante es la de “ofrecer a estos especialistas una formación reglada de las competencias que van a necesitar en Urgencias”. “Para trabajar en Urgencias solo te están exigiendo un título de especialistas de cualquier rama de la Medicina. Da igual que seas especialista en Rehabilitación, que Anatomía Patológica, Preventiva o alguna especialidad que pueda estar alejada de lo que es la Medicina de Urgencias. En toda Europa y en los principales países desarrollados existe la especialidad de Urgencias y, además, es una de las especialidades más demandadas y prestigiadas”, destaca Toranzo.
Quienes ansían la creación de esta especialidad prefieren ser cautos porque, por el camino, existen diversos riesgos de que se vuelva a frustrar. “Ahora se abre un proceso de seis meses para tener en consideración todos los informes. Si el informe del Consejo de Universidades, por ejemplo, opina que no es necesario crear la especialidad, se descartaría y no se podría volver a plantear hasta dentro de cinco años. Si se incumple el plazo de seis meses, se entenderá que se ha desestimado. En medio año debe tomarse una decisión y luego elaborar un programa docente, publicar un Real Decreto, etc”, adelanta el líder de CESM.
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