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José Luis Terradillos y un operario colocando una placa solar TRISOL
“Es muy complicado mantener la distancia de seguridad en la obra”

“Es muy complicado mantener la distancia de seguridad en la obra”

José Luis Terradillos, electricista de Peñaranda, afirma que han llegado a pagar 25 euros por una mascarilla “porque no podíamos mandar a la gente sin protección”

Domingo, 24 de mayo 2020, 22:00

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José Luis Terradillos tiene una empresa de electricidad y energía fotovoltaica en Peñaranda que también ha tenido que adaptarse a las limitaciones derivadas del COVID-19.

Gracias a Dios estamos teniendo un momento de muchísimo trabajo pero puntual porque la mayor parte del gremio no tiene nada y no sabemos tampoco qué sucederá en los próximos meses y cómo evolucionará todo esto”, comenta Terradillos.

El principal problema que han tenido en las últimas semanas ha sido el de los desplazamientos. “A Madrid o a cualquier otro sitio donde tenemos las obras nos obligaban a viajar una persona por furgoneta y nos ha supuesto tiempo y dinero”, añade. “Hemos tenido que hacer un pequeño ERTE que aún no sabemos si quiera si lo han aprobado pero he pagado la nómina íntegra a los trabajadores y si finalmente nos lo conceden, ya lo arreglaremos porque, por ahora, no lo veo nada claro”.

Mantener la distancia de seguridad en el trabajo es otra de las dificultades del día a día. “Es muy complicado y eso que intentamos que si está un gremio no esté otro pero aún así resulta difícil cumplir con los plazos establecidos en las obras”.

A todo ello se ha unido, además, la escasez de material de protección en las primeras semanas. “Hemos llegado a pagar las mascarillas a 25 euros porque no era plan de mandar trabajar a la gente sin protección por lo que al final el rendimiento económico de una obra no llega ni a la cuarta parte de lo que se sacaría en condiciones normales”, señala.

José Luis Terradillos comenta, además, que “todo lo referido a viviendas y comunidades está parado y sólo estamos atendiendo los casos muy urgentes, ante todo hay que ser prudentes y evitar los riesgos de posibles contagios”. En cuanto al trabajo en energía solar, Terradillos reconoce que “las previsiones en instalaciones fotovoltaicas son muy buenas pero la gente tiene miedo a una nueva recesión y a gastar dinero en algo que no consideran tan necesario”.

José Carlos Barranquero, en la subestación de Iberdrola | ALMEIDA
José Carlos Barranquero, en la subestación de Iberdrola | ALMEIDA

“Siempre que se ha podido hemos actuado por la noche, cuando la gente duerme”

Lleva treinta años en la empresa y desde entonces ha pasado por buena parte de sus secciones y ha sido testigo de las más variadas y dispares peripecias, pero ninguna como la que en la actualidad ha provocado la pandemia del coronavirus, que ha hecho variar y modificar todos los protocolos de actuación, así como las relaciones entre los propios trabajadores. “Ahora lo llevamos bien, pero al principio no fue nada fácil”, señala José Carlos Barranquero, jefe de la Unidad de Distribución en Salamanca capital de i-DE, la distribuidora de Iberdrola. “Por suerte, la empresa reaccionó a tiempo con el fin de proteger la salud de empleados y proveedores, y por eso apostó, en la medida de lo posible, por el teletrabajo”, subraya Barranquero.

Pero no todo puede solucionarse a través del teletrabajo. Hay situaciones en las que se necesita la labor de los equipos de campo, que han de actuar allí donde se produce la incidencia. “Por eso, el grupo se dividió en dos y a cada persona se le otorgó un coche, un móvil y todos los elementos de protección necesarios: guantes, mascarillas, geles... para evitar el contagio”, señala el jefe de la Unidad de Distribución en Salamanca de Iberdrola, consciente de que los trabajadores se adaptaron bien a la nueva situación. “Aunque al principio estábamos todos un poco descolocados, lo han sabido entender muy bien”, apostilla.

Y gracias a esta implicación y compromiso, los servicios esenciales y las actuaciones más necesarias se han mantenido en todo momento, especialmente en las infraestructuras esenciales y entre los clientes más vulnerables. “Siempre que se ha podido, hemos actuado por la noche, cuando la gente duerme; y cuando no ha sido posible, se han utilizado grupos electrógenos para evitar el impacto en el servicio a los clientes”, afirma, al tiempo que reconoce que en este tiempo se han registrado menos averías y todas se han atendido “en seguida”. Y es que, a fin de cuentas, estos equipos de campo están activos las 24 horas del día los 7 días de la semana. “En esto, la crisis no nos ha limitado; seguimos dando un servicio urgente y de calidad. Llegamos allí donde no se llega telemáticamente”, finaliza.

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