Envejecimiento activo con atención integral y personalizada
Pablo Santos, director de la Residencia Santísima Trinidad, defiende un modelo de atención centrado en la persona, que combina estimulación cognitiva, actividad física, apoyo familiar y nuevas tecnologías con el objetivo de promover la autonomía, el bienestar emocional y la participación social de las personas mayores
Jueves, 26 de junio 2025, 05:00
El envejecimiento activo es una forma de vida que busca optimizar las oportunidades de salud, participación y seguridad para mejorar la calidad de vida a medida que se envejece. Así lo entiende Pablo Santos, gerontólogo, trabajador social y director de la Residencia de Mayores Santísima Trinidad, un centro que apuesta por una atención integral y personalizada, basada en el respeto a la individualidad de cada residente.
«La clave no está en vivir más años, sino en vivirlos con la mejor calidad de vida posible», afirma Santos, quien subraya que los beneficios del envejecimiento activo son «multidimensionales» y repercuten positivamente tanto en la salud física como en la mental. Prevenir enfermedades crónicas como la hipertensión o la diabetes, retrasar el deterioro cognitivo, fortalecer la autoestima y combatir la soledad son algunas de las ventajas más destacadas. «Además, permite mantener la autonomía, que es fundamental para el bienestar emocional y funcional de las personas mayores», añade.
Las personas de entre 65 y 80 años ya no se conforman con recibir cuidados médicos o asistenciales: «Buscan mucho más. Quieren espacios para socializar, actividades culturales, entornos que fomenten su bienestar emocional y, en muchos casos, también el uso de la tecnología».
Esto implica un esfuerzo por adaptar los recursos sociosanitarios a un perfil más diverso, teniendo en cuenta no solo el grado de dependencia, sino también la edad, el entorno social, la trayectoria vital... «La atención a los mayores ya no puede ser uniforme. Cada persona es distinta y tiene una historia detrás que debe respetarse y valorarse», explica el director.
Con el aumento de la esperanza de vida, también crecen los casos de enfermedades crónicas y situaciones de dependencia. Por ello, Santos aboga por una respuesta sociosanitaria más compleja y especializada, que combine cuidados médicos con una atención centrada en la persona.
Desde la residencia, se trabaja para que los mayores participen en su propio cuidado y en las decisiones del día a día.
Para quienes conviven con una persona mayor, Pablo Santos ofrece varias recomendaciones: no sobreproteger, dejar que colaboren en tareas del hogar, adaptar el entorno doméstico a sus necesidades o estimular la actividad física y cognitiva mediante ejercicios suaves, paseos o actividades compartidas. Además, destaca la utilidad de dispositivos como sensores de caídas, teleasistencia domiciliaria o pulsadores de emergencia que facilitan una vida más autónoma y segura en el propio hogar.
Actividad física
La práctica de ejercicio físico también es fundamental para mantener la salud en estas edades. Sin embargo, Santos subraya que no hay una fórmula única: «Cada persona tiene unas limitaciones distintas. Por eso, lo primero es consultar con el médico para conocer qué tipo de actividad es segura y recomendable en cada caso».
Caminar, nadar, montar en bicicleta estática o hacer uso de los parques cardiosaludables que hay en distintas zonas de la ciudad son algunas de las opciones más accesibles. «Lo importante es empezar poco a poco, de forma paulatina, y adaptar el ritmo al estado físico de cada persona», comenta.
Estimulación cognitiva
Mantener el cerebro activo es otro de los objetivos clave en la Residencia Santísima Trinidad. La estimulación cognitiva se trabaja a diario mediante ejercicios específicos, sesiones de terapia ocupacional y el uso de nuevas tecnologías. «Queremos que las personas mayores puedan seguir reconociendo su entorno, conservar su autonomía y prevenir el aislamiento social», apunta Santos.
Dependiendo del estado cognitivo del residente, la intervención tiene objetivos distintos: conservar habilidades en personas sanas o con deterioro leve, y ralentizar el avance del deterioro en las personas que ya tienen un síndrome demencial diagnosticado.
En este proceso de atención centrada en la persona, las familias juegan un papel esencial. Según el director, en muchas ocasiones son el único apoyo disponible para los mayores, ya que prestan ayuda personal, económica, asistencial y emocional.
«La implicación familiar es crucial, pero hay que acompañarla. Muchas veces están desinformadas sobre recursos, pautas de manejo o trámites administrativos. Es nuestro deber guiarlas», sostiene. Para ello, propone establecer un diálogo abierto desde el primer momento para conocer su nivel de implicación.
La participación activa de los mayores en la vida comunitaria es muy importante en la residencia. Dentro del propio centro, las actividades se estructuran en tres grandes bloques. El primero, centrado en la salud física, incluye ejercicios adaptados, fisioterapia y terapias de movilidad. El segundo bloque corresponde a la estimulación cognitiva, con el uso de herramientas como las gafas de realidad virtual, que permiten entrenar el cerebro de forma lúdica. Por último, el bloque lúdico incluye celebraciones, conciertos, exposiciones y otras actividades que fomentan el ocio y la socialización. Entre las actividades con mayor aceptación entre los residentes destacan la musicoterapia, la wii-terapia y las sesiones de realidad virtual.
En cuanto a los objetivos de futuro, Pablo Santos destaca la importancia de seguir consolidando y ampliando el modelo de atención integral centrado en la persona. Para ello, apuesta por incorporar actividades innovadoras, explorar nuevas líneas de intervención y aprovechar el potencial de la tecnología siempre que suponga un beneficio para los residentes.
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