El elefante volador que llega al Museo de la Automoción

El Museo de Historia de la Automoción de Salamanca (MHAS) incorpora desde este lunes un nuevo modelo a su exposición permanente. Se trata de Lucchini SR 2000/14 con motor V6 Alfa Romeo de tres litros, un vehículo para carreras de larga duración que ha participado en algunas de las competiciones más prestigiosas del mundo automovilístico.

El coche ha sido donado desde Suiza por su propietario, el piloto Christophe Ricard. Una acción que tenía un buen tiempo rondando por la mente del piloto. «Hace varios años, en un viaje a España visité Salamanca y, por casualidad, descubrí este museo. Cuando lo vi me gustó mucho la calidad de los vehículos que tenían y pensé que si en algún momento tenía que desprenderme de uno de mis automóviles quisiera que estuviera en un lugar como este. Un vehículo de estas características es para exhibirlo y cuidarlo y sé que es lo que van a hacer aquí», contó Ricard en el acto de presentación del vehículo en el MHAS.

El vehículo ha participado en 24 carreras internacionales a lo largo de su vida útil, logrando seis podios en su categoría y uno adicional en la clasificación de los 1.000 km de Spa en el año 2000. En el 2003 el coche, conducido por su dueño Christophe Ricard y su compañero Philipe Favre, consiguió el podio con el 2º puesto en su categoría y obtuvo un 7º lugar en la categoría general. El mismo año en la carrera de 6 horas de Vallelunga, el equipo logró un impresionante 2º lugar en la general y se coronó como campeón de su categoría.

Además, de sus impresionantes características automovilísticas y su historia dentro de las competiciones de larga duración, el Lucchini Sr 2000/14 que formará parte de la colección permanente del Museo de Historia de la Automoción de Salamanca tiene también un gran valor artístico. El modelo ha sido decorado por el suizo Gerald Poussin, un artista que se caracteriza por sus llamativas obras.

«Yo quería que la decoración del coche fuera especial. Para que todos pudieran reconocerme en la pista. Hablé con Gerald Poussin, que es también un gran amigo mío, y le dije: Hazme algo con una estética salvaje. Y él viendo el coche pensó que la forma de la parte delantera se parecía a la trompa de un elefante. Ahí surgió la idea de que fuera como un elefante volador», explica el piloto sobre la curiosa decoración del vehículo que lo acompañó durante tantos kilómetros.

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