El sector nupcial, en jaque
La severa caída de bodas en Salamanca por la covid, ha puesto contra las cuerdas a muchos profesionales. “Se están posponiendo para 2022, pero no sé si para entonces la empresa seguirá en pie”, dice uno de ellos

es cierto que en los tres últimos años se ha venido observando una significativa reducción del número de matrimonios celebrados en Salamanca — entre 2017 y 2019, la cifra de enlaces cayó un 12,6%, de 1.080 a 944—. Pero también es cierto que la pandemia ha herido gravemente esta costumbre. De hecho, según los últimos datos disponibles del INE, en el primer semestre de 2020, solo se celebraron 98 ceremonias de este tipo en la provincia. Una estadística que refleja el mal año que atravesó el sector nupcial en Salamanca por culpa de la pandemia.
Así lo constatan los profesionales del ámbito. “Las últimas bodas que hice fueron en 2019”, admite Raquel Castaño, una de las primeras organizadoras de eventos instaladas en la capital hace ya ocho años. “En 2020 no tuve ni una sola celebración”, reconoce. Y este 2021 va por el mismo camino. “La tónica general es posponerlo para 2022, pero yo no sé si para entonces la empresa seguirá en pie o si yo estaré en Salamanca”, confiesa y añade que, tanto su pareja como ella -él tiene una empresa de sonido- se están planteando la opción de buscar una nueva vida en otra ciudad: “Tal vez en la costa...”.
Y es que, el panorama es desolador para ella. Madre de un niño de apenas dos años, se encuentra en paro de autónomos y de no ser porque también es profesora de música, tendría muy complicado subsistir. En su caso, ha pasado de organizar 32 bodas en un solo año, a ninguna, de ahí que hasta hayan tenido que meterse en créditos ICO, ante la falta de ayudas para un sector que está quedando por la crisis.
Algo más optimista, pero también atravesando momentos complicados, se pronuncia Inma Gallego. Su primer enlace de la temporada será en Bilbao el 15 de mayo, por eso reconoce no perder detalle de las restricciones vigentes. “Tenemos unas seis bodas agendadas, pero algunas están en el aire”, asiente. No obstante, este dato se encuentra muy lejos de las temporadas anteriores. “En cuanto al 2019 hemos registrado caídas del 100%”, cuantifica.
La mayoría de los profesionales apuntan al 2022 como el año en el que el sector de las bodas retome el vuelo. Aunque los hay como Daniel Martín, propietario de una empresa especializada en catering para eventos, que prefieren mirar a corto plazo a pesar de tener cerrado todo el 2022 entre mayo y septiembre. En su caso, su gran ventaja es que pueden celebrar los eventos al aire libre, de ahí que, aunque reconocen que “este año todas las bodas están cogidas con alfileres”, “julio, agosto, septiembre y parte de octubre”, están ocupados. En su caso también acusaron pérdidas de hasta el 75% en 2020.
La covid no solo ha disuadido a los salmantinos de casarse o de posponerlo para 2022, sino que también ha alterado las formas de celebraciones: al aire libre — “este año no va a haber ni una en sitios cerrados”, sentencia Martín— y con la mitad de asistentes de lo normal — “ahora es muy difícil que una boda supere los 100 invitados”, asegura Martín—.
En otros establecimientos hosteleros de la capital, las previsiones en cuanto a enlaces matrimoniales tampoco son mucho más alentadoras: “De momento tenemos tres”. Mejor panorama, si las restricciones lo permiten, se presenta para las comuniones: “Tenemos previstas 40, pero como mucho con 15-20 invitados, frente a los 35-40 de antes”.