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Un castor euroasiático (Castor fiber), royendo un árbol, su especialidad.
El regreso del castor al río Tormes

El regreso del castor al río Tormes

El castor euroasiático, una especie arrasada de la Península Ibérica por la caza indiscriminada en el siglo XIX, y que fue reintroducida clandestinamente en 2003, ha dejado huellas de su actividad en el tramo final del Tormes

Martes, 27 de diciembre 2022, 09:52

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En la mente de la mayoría de los españoles está el castor americano, aquel que construye presas y se ha ganado una fama de destructor indiscriminado de bosques, pero lo cierto es que ni todos los castores son de dicho continente ni son perjudiciales. El castor euroasiático ha vuelto a la provincia salmantina, constituye una especie protegida y hay pruebas que concluyen que hay asentamientos de estos ejemplares en Las Arribes.

El miedo ha proliferado a la vez que el castor fiber, y es que se ha extendido la creencia de que el castor ha invadido el territorio, mientras que este fue su hábitat desde el siglo XIX. La caza masiva de estos animales casi terminó por borrarlos tanto de la tierra como de nuestro recuerdo. A su deseado pelaje para el sector peletero se unía un valioso néctar: el denominado castoreum, una secreción avainillada muy utilizada en perfumería como base, y que nada tiene en realidad de elegante, ya que se obtiene de las glándulas anales de este animal.

En 2003 un total de 18 ejemplares llegaban a la Península Ibérica procedentes de países del norte y suroeste de Europa, los cuales fueron liberados extraoficialmente en el río Aragón.

Teresa Calderón detalla los acontecido posteriormente en su estudio, publicado en la revista italiana especializada Hystrix: “Las oficinas medioambientales de aquellas regiones donde el castor estaba presente —Navarra, Aragón y La Rioja— obtuvieron un permiso especial apoyado por la Comisión Europea para exterminar la población de castores, ya que se consideraba una especie introducida ilegalmente. Como resultado, un total de 216 castores quedaron atrapados entre 2008 y 2017 en estas regiones. Algunos de ellos fueron donados a instituciones zoológicas. Sin embargo, la erradicación no fue exitosa e implicó esfuerzos económicos desperdiciados. En 2018, la Comisión Europea consideró al castor una especie históricamente nativa. En consecuencia, el Ministerio de Medio Ambiente español declaró al castor como especie protegida, y también fue incluido en una lista oficial de especies protegidas Después de su introducción, el castor fiber se ha expandido a través de muchas áreas de la cuenca del Ebro y también ha colonizado algunas ubicaciones de las cuencas del Duero y el Tajo”.

Así pues, cabe destacar la diferencia entre “introducción ilegal de una especie” y “especia invasora”. Como otros expertos, Teresa Calderón reivindica la conservación de estas especies controlada, y su introducción autorizada, para saber cuántos ejemplares de deben soltar y dónde. “No hacerlo puede ser perjudicial para el propio animal”, explica.

Existen reticencias a la presencia del castor, tanto es así que la experta no revela los puntos exactos en los que halló pruebas de la presencia del castor en la provincia salmantina, para evitar que los prejuicios y la desinformación lleven a algunas personas a colocar cepos, uno de sus temores ante esta situación. El castor fiber roe, efectivamente, los árboles, concretamente las cortezas de los sauces que crecen en las riberas de los ríos, pero eso no entraña un riesgo para el ecosistema: “Es muy difícil que pueda pasar algo; como mucho podría llegar a caer puntualmente un árbol, pero con el control de Medio Ambiente adecuado, y el seguimiento de las poblaciones de castores, no tiene por qué pasar nada”, recuerda.

Al igual que el castor pasó de ser una especie a erradicar tras su reintroducción ilegal, y se acabó convirtiendo en una Especie Silvestre en Régimen de Protección Especial, es necesario borrar su fama de devastador de árboles. Los árboles tienen mucha lignina, pero poca proteína, por lo que estos no constituyen su único alimento. El castor, si puede comer verde, lo hace, como cualquier herbívoro. Cuando se decide a ingerir la corteza, retira una franja que esté tierna. Aunque de hecho, no roe, en general, para comer, sino para facilitar rebrotes de ramas verdes más comestibles que el propio tronco de árbol en las siguientes temporadas. Las marcas en los troncos se dejan ver a un máximo de 30 centímetros del suelo. Cortado a esta altura, ese árbol caerá, pero mantiene su sistema radicular, esto es, permanecerá vivo, y en la mayoría de los ejemplares enseguida surgen retoños.

¿Desplazamiento natural o presión antropogénica?

Los estudios revelan una tasa de expansión de quince kilómetros por año a lo largo de la cuenca del Ebro. Resulta imposible, por el momento, determinar el número de castores y predecir cuántos habrá en un futuro. Los cálculos determinan que se necesitarían alrededor de 41 años para llegar a la desembocadura del río Tormes por expansión natural, ya que hay una distancia de 611 kilómetros a lo largo de las orillas del río entre la nueva ubicación y la otra observación documentada en el río Duero. “Nuestra predicción concuerda bien con trabajos anteriores que afirman que los individuos solo viajan decenas de kilómetros desde su lugar de nacimiento y una expansión efectiva puede tomar aproximadamente veinte años en grandes sistemas fluviales, como es el caso del río Duero”, señala el artículo, aunque existen casos excepcionales documentados.

Las investigaciones en profundidad no lograron dar con signos de presencia de castores en regiones intermedias entre el rango conocido y esta nueva ubicación de castor fiber, por lo que se baraja una posible translocación antropogénica, esto es, que nuevamente la castor se haya desplazado por acción del hombre, con nuevas sueltas clandestinas.

El desequilibrio de la naturaleza, innato en el ser humano

Desde un punto de vista filosófico se podría considerar al hombre la principal especia invasora, que incluso con su modo de vida altera el comportamiento de los animales y su modo de expansión. “Playas como la del Rostro, por ejemplo, son idóneas para el castor, pero la llegada de gente necesariamente lo desplazaría”, afirma la bióloga. Las especies invasoras son, de hecho, resultado de malas decisiones. El visón americano es, junto al cangrejo americano, ejemplo de ello. A las fugas de visones de las granjas destinadas a peletería se unen las sueltas de animalistas que, si bien tienen una intención noble, no tienen en cuenta el impacto global de su acción en el propio medio. Esta especie depredadora afecta a otros animales y por lo tanto hace que todo se tambalee. También la flora sufre distintas invasiones en la provincia actualmente. Un caso es la chumbera, que incluso los amantes de este cactus plantan en sus casas, y que aunque es un atractivo de muchas rutas senderistas, gana terreno a especies silvestres. “Las chumberas que tanto vemos ahora no siempre han estado allí”, señala la experta.

Un valor añadido para los parques naturales y otros beneficios

En unos cuantos años el castor fiber podría, con suerte, ocupar el lugar que le corresponde en los paneles informativos de los miradores arribeños en los que se puede ver la fauna típica, especialmente majestuosas aves rapaces surcando el cielo. Además, el castor euroasiático no hace presas, al contrario que el de América, por lo que no afecta negativamente al entorno. “De hecho beneficia”, matiza Teresa. “Mueven materiales, crean madrigueras, los excrementos son ricos para la tierra...un ecosistema en el que no falta ninguna especie siempre es mucho más estable”.

Conociendo más a fondo al nuevo habitante: características

El castor es el roedor más grande del mundo, y es principalmente nocturno. Vive en las riberas de las aguas estancadas o de corriente lenta, densamente cubiertas de vegetación baja. Son excelentes nadadores adaptados completamente a la vida anfibia. Además, están cubiertos por un espeso pelaje impermeable, tienen narices obturables, anchas patas traseras dotadas de membrana natatoria y una inconfundible cola ancha y aplastada cubierta únicamente de escamas dérmicas. Sus fuertes dientes acerados les permiten roer los troncos de los árboles. De esta forma se procuran el alimento —hojas y corteza— y los materiales necesarios para la construcción de sus refugios. Estos se forman con ramas y terrones apilados, y en su interior se encuentra el nido. Los castores también excavan madrigueras en los bordes de los ríos, pero a diferencia de otros roedores, la salida se encuentra siempre en el agua. Llegan a pesar hasta 30 kilos y alcanzan una longitud máxima de un metro sin contar con la cola.

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