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El cardiólogo Javier Jiménez Candil durante una ablación. ALMEIDA
El Hospital de Salamanca lidera un nuevo método para evitar muertes por ‘tormentas arrítmicas’

El Hospital de Salamanca lidera un nuevo método para evitar muertes por ‘tormentas arrítmicas’

Un estudio liderado por los cardiólogos de Salamanca contradice el procedimiento que se seguía en todo el mundo con estos pacientes y logra reducir la mortalidad del 30% a menos del 10%

Domingo, 13 de septiembre 2020, 23:52

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El Hospital de Salamanca ha liderado un importante estudio que contradice la teoría que hasta ahora se seguía a nivel mundial sobre cómo tratar a los enfermos que sufren las demoledoras ‘tormentas arrítmicas’.

Un equipo de cardiólogos liderado por Javier Jiménez Candil asegura que cuando un paciente padece repetidas arritmias en un corto periodo de tiempo es preferible esperar 48 horas antes de someterle a una ablación, en lugar de ‘intervenirle’ lo antes posible, como dictaban los expertos.

La ablación consiste en ‘destruir’ y cicatrizar (mediante radiofrecuencia o frío extremo) esa parte del tejido del corazón que está haciendo enloquecer el ritmo cardiaco. Al inutilizar esa zona del corazón se consigue que las señales eléctricas incorrectas -las que generan la arritmia- ya no puedan circular por ahí.

“Los expertos decían que lo mejor en estos casos era hacer una ablación cuanto antes para que la arritmia no reaparezca y permita una buena evolución, pero lo cierto es que no había datos que especifiquen qué es actuar ‘cuanto antes’ ¿Dos horas, cinco horas un día...? Nosotros hemos analizado la relación entre el momento en que se realizó la ablación a cada persona y el pronóstico final del paciente. Lo que hemos concluido es que no es mejor hacerlo cuanto antes, sino que a partir de los dos días el paciente está más estable y eso permite que la ablación sea más extensa, más eficaz y que muy pocos pacientes terminen falleciendo”, explica el jefe de la Unidad de Arritmias del Hospital de Salamanca.

De entre los pacientes salmantinos -también de los hospitales de Lugo, Cáceres y Badajoz- que se sometieron a una ablación dejando pasar un periodo de 48 horas, la mortalidad al cabo de 30 días fue inferior al 10%. En cambio, en aquellos enfermos a los que se les practicó una ablación rápida la mortalidad era cercana al 30%. La serie de enfermos que se ha valorado es extensa teniendo en cuenta lo inusual de esta patología: más de 100 pacientes.

La clave del hallazgo publicado desde Salamanca -explica Jiménez Candil- radica en que los hospitales cuenten con la tecnología necesaria para estabilizar y mantener con vida a esos pacientes durante las 48 horas que se van a esperar antes de proceder a la ablación.

“Nosotros creemos que cuando el paciente llega debes estabilizarle con soporte hemodinámico y con diversas tecnologías que ayuden a que el corazón funcione mejor. El riesgo durante esas 48 horas es inherente a la patología, pero la ablación también tiene unos efectos secundarios porque es una actuación agresiva y no conviene someter al enfermo a un riesgo innecesario si no sabes que le va a generar beneficio”, argumenta el especialista.

El problema es que no todos los complejos hospitalarios cuentan con servicios de Cardiología capaces de ofrecer este soporte tan específico que sí existe en Salamanca. “Seguramente, lo que hay que hacer en esas primeras horas es no tanto acelerar la ablación, sino trasladar al paciente a centros especializados si no dispones de la tecnología de soporte cardiocirculatorio oportuno”, concluye Jiménez Candil.

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