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El duelo en tiempos de pandemia.
El duelo ‘confinado’ de un salmantino tras perder a su mujer: “Esta situación es una tortura diaria y continua que pasa factura”

El duelo ‘confinado’ de un salmantino tras perder a su mujer: “Esta situación es una tortura diaria y continua que pasa factura”

Jacinto Valentín, de 65 años, explica cómo ha sido su día a día desde que se decretara el estado de alarma

Viernes, 22 de enero 2021, 11:25

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A Jacinto Valentín la vida le dio un duro revés el pasado mes de febrero. El fallecimiento de su mujer, víctima de un cáncer, supuso para este extremeño afincado desde años en Salamanca un antes y un después. Sin embargo, la tristeza de la pérdida asegura que se le hizo mucho más difícil debido a la pandemia. “Yo particularmente lo estoy pasando mal. A la semana de fallecer mi mujer me quedé solo encerrado en mi vivienda y luego vino el confinamiento. Esta situación es una tortura diaria y continua que pasa factura psicológicamente”, afirma.

A sus 65 años, presidente de la Asociación de Jubilados de Iberdrola en Salamanca y acostumbrado a ser una persona muy activa, dice haber llevado muy mal la obligación de no salir de casa. “Te afecta mucho, ya directamente te levantas mal. Por ejemplo no puedo leer porque mi ánimo no me lo permite, no me concentro. Leo una página y tengo que volver atrás porque no me he enterado”, relata. “Hay gente que lo está pasando muy mal y muchos han tenido que acudir a la Unidad de Apoyo Psicosocial del Ayuntamiento. Otro confinamiento como el de marzo sería horrible, no quiero ni pensarlo, pero muy a mi pesar pienso que es la única forma de acabar con todo. La psicosis que estamos viviendo es importante”.

Por eso Jacinto, dos semanas después de aprobarse el estado de alarma, decidió mudarse a una parcela que tiene a las afueras de Salamanca. “En un piso se hace todavía más complicado y prueba de ello es que en la urbanización, que suelen ser residencias donde las familias pasan el verano, había más gente que nunca”.

Sin poder salir de casa y sin ver a los suyos, el jubilado se refugió en su ordenador. “Me hundía y no me lo podía permitir. Por lo que me sentaba delante del ordenador y me ponía a actualizar o renovar la base de datos de la asociación. Así me entretuve”. Pero sin lugar a dudas lo que le da la vida son las videollamadas con sus hijos y nietos. “Con ellos desconecto y todas las tardes hacemos una”, cuenta con alegría. Precisamente en este aspecto, Jacinto Valentín sabe que es un afortunado, pues el que era su trabajo como ingeniero le obligó a estar al día con las nuevas tecnologías. “Sin embargo hay muchísima gente que no tiene ni idea y lo único que tiene en su casa es un teléfono fijo”, concluye.

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