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El equipo de vacunación junto a María Antonia Manso, vacunada a los 107 años. GUZÓN
El deseo de esta salmantina de 107 años vacunada: “Quiero abrazar a mis nietos”

El deseo de esta salmantina de 107 años vacunada: “Quiero abrazar a mis nietos”

María Antonia Manso se vacunó este jueves en el centro de salud Miguel Armijo. “Me ha sentado bien... como me sienta todo, pero pesan los años”

Viernes, 5 de marzo 2021, 19:02

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Llegó puntual. Antes de la cita prevista a las 17:45 horas en el centro de salud Miguel Armijo. Una nube traicionera soltó un chaparrón de quince minutos que provocó que muchos de los mayores se refugiaran en la entrada. María Antonia Manso llegó acompañada de su hija con su propio pie para recibir la vacuna contra el coronavirus. Lo hizo a los 107 años camino de los 108 que cumplirá en agosto. “Me ha sentado bien... bueno como me sienta todo aunque pesan los años”, reflexionaba nada más salir de vacunación. Del brazo de sus hijas salía de pie con pasitos cortos. “Tenía ganas de vacunarme para quedarme libre de todo”, explicaba alegre, aunque cansada por no estar acostumbrada a salir de casa durante más de un año. “Ya estoy muy cansada”, confesaba aunque aún había espacio para el humor: “Todavía me echan 18”. A pesar de sus 107 años vive sola acompañada por sus hijas de Salamanca que la vigilan constántemente.

Una de sus mayores alegrías es la de sus nietos y bisnietos a los que ahora, debido a la pandemia, tan solo ha podido ver en veces contadas. Sobre todo, los que viven a los que no puede ver tampoco por las limitaciones entre comunidades. “A los nietos y bisnietos de aquí los veo, a los de Madrid no los he visto nada. A ver si me da tiempo porque quiero llegar a abrazarlos”, confesaba antes de volver a su domicilio.

También Marcelina López salía con su andador a los 89 años. La pandemia no la ha quitado “el paseo y la misa diaria”. “No he sentido nada, un pequeño pinchazo y a seguir mi vida normal porque yo salgo mucho de casa”, expresaba.

Manolita Lavado también era una de las veteranas. Llegaba a los 94 años a vacunarse junto a su hija Maru. Por fin se reencontraba con muchas de sus amigas a las puertas del centro de salud. “Durante el confinamiento siempre hablamos de ventana a ventana, pero siempre he estado en casa”. Se despidió en Navidad de sus cuatro nietos a los que espera ver cuanto antes. Tras quince minutos de chaparrón, salió el sol.

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