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Miembros del coro -junto a Yasmina Berdei y Marta Fiz- entonan la partitura de una canción durante el taller de los martes. CUESTA
El coro salmantino que lucha contra su esclerosis

El coro salmantino que lucha contra su esclerosis

La neuróloga Yasmina Berdei ha construido un coro con un veintena de enfermos que cantan para mejorar su articulación verbal y su respiración, pero también para esbozar una sonrisa cada martes

Domingo, 17 de marzo 2019, 14:52

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Llegan en silla de ruedas, con muletas o apoyándose en un familiar. Cruzan con apuros la pasarela de acceso al Virgen de la Vega, pero no se quedan en Urgencias. Giran a la izquierda y se saludan como miembros de un grupo de amigos. Se les olvida que están ahí porque están enfermos. Tienen esclerosis múltiple —‘la caprichosa’, la llaman— y hace un par de años aceptaron la ‘loca’ propuesta de la neuróloga Yasmina Berdei y la enfermera Marta Fiz: quedar los martes para cantar, coser y pintar.

A la doctora Berdei se le ocurrió la idea “al hablar con una compañera del servicio de Rehabilitación y ver cómo funcionaba su Escuela de Espalda”.

Quería crear un taller que diera respuesta a las necesidades lúdicas y de socialización sus pacientes con esclerosis, pero que también reportara beneficios médicos. “Lo cierto es que estudié en el Conservatorio cuando era pequeña. Me gusta la música y creo que cantar les ayuda luego a articular al hablar y a respirar. Les cuesta estar cantando una hora seguida, pero comprobamos que con los talleres van aguantando más”, explica Berdei.

El problema es que ninguno de sus pacientes tiene la más mínima noción de solfeo. O tenía, porque ahora cantan con una entonación sorprendente. El grupo se ha venido arriba y ya piensan en un concierto. Marta Fiz los ve preparados: “En Navidad hicimos un pequeño concierto de tres canciones y sonó muy bien. Los pacientes están muy orgullosos de lo que van logrando”, apunta.

El repertorio de Cantemos —nombre con el que se han autobautizado— es bastante folclórico. “Ahora mismo estamos trabajando una canción asturiana que se llama Molo Molondrón, pero también cantamos La Tarara, Adeste Fideles, Morito Pititón, Ya se van los pastores a Extremadura, Tres hojitas madre y La Macarenita”, enumera Yasmina Berdei.

El taller de canto favorece la respiración y la vocalización, mientras que los talleres de pintura y costura están enfocados hacia la motricidad fina, pero donde más beneficios se aprecian es en un intangible como el espíritu: el ánimo, la fuerza y las ganas de vivir.

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