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El sastre confecciona un traje de charra por encargo para una Nancy.
La “muñeca bombonera” realizada por Muñecas Carmen en los años 40.

El coleccionista salmantino con una casa repleta de muñecas

Nacho de Cabo cuenta con unas 150 piezas históricas de diferentes materiales y nacionalidades dentro de su hogar |Algunas datan de los años 30 y ascienden a 1.000 euros

Martes, 8 de marzo 2022, 12:09

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Mariquita Pérez’ y ‘Juanín Cadete’, ‘Nancy’, ‘Bebé Badalona’, ‘Tonner’, ‘Maricela’ o ‘Gisela’ son algunas de las 150 muñecas que habitan en la casa de Nacho de Cabo. El salmantino lleva más de 30 años con la afición de coleccionar y reparar muñecas antiguas, así como la confección de sus vestidos. “Mi abuela y mi madre ya cosían indumentarias para muñecas. Desde pequeño yo le hacía los diseños a mi abuela y le enhebraba la aguja”, manifiesta el coleccionista.

La primera pieza de su colección la adquirió en un puesto de antigüedades de un mercadillo de Tarragona. A partir de ese momento comenzó con la recopilación. Ahora cuenta con joyas históricas de diferentes nacionalidades (españolas, alemanas y francesas), con un valor económico desde 100 hasta 1.000 euros, aproximadamente. “La muñeca estaba de pena y sentía que la tenía que rescatar, por eso todos los domingos iba con mi mujer al rastro hasta que el tendero me la rebajó de precio. Al final la conseguí y la restauré”, relata.

Esta primera se ha convertido en su favorita. “Para mí es la más especial porque su vestido es una blusa antigua de mi abuela y la corona es una parte de la que llevó mi mujer en nuestra boda”, explica.

Las muñecas que posee son de porcelana, de cuerda, de cerámica, de cartón piedra y de tela, entre otros materiales; y datan de los años 30 en adelante, como la “Muñeca Bombonera”. Esta fue diseñada por Muñecas Carmen, una fábrica de Madrid, en los años 40. “Algunos historiadores comentan que dentro de ella escondían joyas y armas pequeñas durante la guerra”, cuenta.

Hace dos décadas, Nacho empezó a subir los diseños a internet y se integró en grupos con coleccionistas de muñecos de toda España. Después de ese momento comenzó a reparar piezas extraviadas y a confeccionar trajes por encargo. “Fue mi hijo el que me animó a subir las reparaciones y las prendas a internet. Tuvieron éxito porque las vendí al segundo día, aunque al principio me dio un poco de vergüenza por ser un mundo más de mujeres”, admite. Los ventas de los pedidos le permiten aumentar poco a poco su colección a pesar de que “con la pandemia ha estado todo muy parado”, lamenta.

El coleccionista compaginó el grado de Bellas Artes y su especialidad de pintura con el puesto de funcionario de prisiones. “Las muñecas me traían esa paz que necesitaba después de las intensas jornadas tratando con presos”, asegura. También ha realizado cursos de manualidades en la Casa Lis de Salamanca, donde aprendió a trabajar la porcelana. “Me pasaba horas y horas en la Casa Lis junto a mi profesora Marisa Crespo. Ella fue la que me enseñó a dar forma a los muñecos de porcelana, las medidas de sus articulaciones, a secarlos en el horno, a teñirlos, a incrustarles los ojos o las medidas para el orificio de la boca y los dientes”, detalla.

El artista es capaz de dar forma a una muñeca de pies a cabeza. Después de construir los cuerpos, tiñe las articulaciones, les introduce ojos de cristal con pestañas de pelo artificial y realiza las pelucas “pegando a una media trozos de extensiones a medida”, recalca.

Los muñecos y el material de costura los consigue en ferias de antigüedades, mercadillos o en diferentes páginas de internet. El aficionado compra algunos muñecos nuevos y otros de segundo mano “para darles una nueva vida”. “He pagado hasta 1.000 euros por piezas históricas”, asegura. “Al principio era más complicado encontrar mercerías que contasen con materiales de dimensiones pequeñas, pero ahora hay páginas especializadas en indumentaria para muñecos”, confirma.

Todos sus diseños están fabricados a mano “en su pequeño taller”, una de las habitaciones de su casa, y suele tardar un mes en darles forma. “Me compré una máquina de coser, pero no la utilizo porque no me permite trabajar adecuadamente con dimensiones tan pequeñas, por eso lo elaboro todo a mano”, cuenta. Nacho de Cabo ha realizado trajes típicos regionales, como de charra o fallera y ha imitado modelos históricos de diferentes personalidades mediáticas. “He reproducido hasta el vestido de novia de la reina Letizia”, revela.

Actualmente emplea “los días y las noches” para fabricar un traje de charra con todos los detalles, y tiene encargos pendientes para restaurar muñecos antiguos deteriorados. Además, Nacho de Cabo participa cada año en “quedadas de Nancys por diferentes partes de España” con aficionados que exponen e intercambian sus piezas históricas.

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