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Adolescentes sin mascarilla fuman en los bancos interiores del parque Villares. ALMEIDA
Descontrol de los recreos en los parques cercanos a los institutos

Descontrol de los recreos en los parques cercanos a los institutos

La campaña de control policial no frena corrillos de más de 10 chavales compartiendo cigarrillos y comida sin mascarilla

Sábado, 19 de septiembre 2020, 00:42

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Suena el timbre. La hora del recreo provoca la desbandada de los alumnos mayores de Secundaria y Bachillerato a los parques cercanos. Como si las normas básicas para la prevención del contagio de la mascarilla y el distanciamiento social desapareciesen en el momento que se sale de los límites marcados por el instituto.

Desde que el lunes arrancara la etapa educativa, esta escena se ha repetido en las zonas aledañas a los institutos. Uno de los ejemplos más evidentes se observa en el parque Villares situado frente a la estación de autobuses y a escasos metros de varios centros. Si las entradas son progresivas en el colegio, las salidas son en estampida en los institutos formando corrillos en torno a los bancos superando el límite de diez personas, muchos de ellos sin mascarilla, o mal colocadas en el codo o la barbilla como se aprecia en las imágenes que acompañan esta información.

Muchos de los menores aprovechan el tiempo del recreo para fumar y compartir cigarrillos sin respetar el distanciamiento social entre ellos. En otros casos, sobre todo los más pequeños, se reúnen en grupos para comer el bocadillo, circunstancia por la que podrían retirarse la protección, pero que no vuelven a ponérsela hasta que no regresan al instituto. Algunos hosteleros de la zona ya han dado la voz de alarma al criticar que todas las medidas restrictivas se dirijan hacia el sector de la restauración, pero que se permitan estas imágenes de incumplimiento por parte de los adolescentes. “Luego la culpa es de la hostelería, aquí ni distancias, ni mascarillas varios de ellos y compartiendo comida y bebida en el recreo de un instituto. Y ahí no hay ningún bar”, se quejaba el propietario de un establecimiento de la calle Candelario. Este viernes, al menos había en este espacio cuatro grupos que superaban ampliamente las diez personas. Hay que recordar que desde que el 3 de septiembre entraran en vigor las restricciones en la capital, las reuniones familiares o de amigos, en los espacios públicos o privados, se limitan a un número máximo de 10 personas salvo que se trate de personas convivientes. Hasta esa fecha el límite de diez personas era solo una recomendación sanitaria de la Junta de Castilla y León, pero desde las medidas que actualmente están en vigor son obligatorias.

El parque Villares no ha sido una zona aislada de estas escenas. Lo mismo puede verse en el entorno de la plaza de Burgos o la zona de la calle Filipinas donde suelen coincidir los adolescentes con una actitud idéntica: la relajación absoluta de las medidas de prevención del coronavirus del distanciamiento social y la mascarilla. Estas acciones pueden provocar un retroceso en el esfuerzo de la comunidad educativa para evitar que haya contagios en las aulas, ya que las medidas estrictas que se siguen en los centros —mascarilla, distancia de seguridad, gel hidroalcohólico de forma constante— se rompen en la media hora de descanso que tienen los escolares o en las salidas de los centros educativos.

Siete meses después de que se cerraran las aulas, las restricciones aún no acaban de calar entre los adolescentes ni la labor de las autoridades para impedirlo. La subdelegada del Gobierno, Encarnación Pérez, anunció el lunes un plan precisamente para evitar que se produjesen reuniones en el entorno de los centros con la intervención de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Sin embargo, en el momento que se tomaron estas fotografías no apareció ninguna patrulla policial por la zona.

Entre las medidas anunciadas por el Ejecutivo se encontraba la vigilancia y el control de que los estudiantes usasen mascarilla, pero también una labor de concienciación. “Durante el inicio de la pandemia, los jóvenes fueron uno de los colectivos a los que menos les afectó el virus. Sin embargo, ahora hay más casos e incluso están hospitalizados”, argumentó la subdelegada para explicar los motivos de la campaña que, a la vista de las imágenes, aún no está dando los resultados esperados.

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