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El incremento de los costes salariales directos e indirectos, tanto de la mensualidad como de las coberturas sociales, así como la presión fiscal, están detrás del descenso del número de empresas en Salamanca. Los representantes empresariales de la provincia están plenamente de acuerdo en que, si se redujeran y si se pusieran en marcha ayudas para incrementar las plantillas, se lograrían dos objetivos: impulsar la economía y, a la vez, lanzar el empleo de la provincia.
En cambio, el tejido empresarial se encuentra en una espiral de destrucción, tal y como constatan los últimos datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Desde la pandemia, Salamanca ha perdido un 8% de empresas, la mayoría firmas sin trabajadores, dado que son mayoritarias en el mercado empresarial. Entre 2020 y 2023, último dato ofrecido por el INE, desaparecieron el 7,8% de las firmas que, tras reducirse en 1.207, bajan a 11.040.
La sangría continúa entre las empresas con entre 1 y 2 asalariados. Este tramo se ha reducido en 396 firmas en tan solo tres años, lo que implica una contracción del 6,3%. La caída también fue importante entre el rango de tres a cinco trabajadores, que han perdido el 4,7% de sus miembros.
«Cada vez se persigue más a la creación de empleo, se ponen más trabas y los costes salariales se incrementan», lamenta el presidente de la confederación de empresarios CEOE-Cepyme Salamanca, Diego García Hernández. Añade que el incremento de los días libres que se han aprobado para la plantilla también suponen una sobrecarga para el empresario, como los aprobados para conciliar la vida familiar y laboral.
«Estamos a favor de que se logren estos avances, pero, si se imponen por ley, también deberían ofrecerse contraprestaciones a las empresas», reprocha, ya que cuestiones como estas incrementan los gastos a lo largo del año a las compañías. Todo esto hace que los empresarios se lo piensen a la hora de contratar. «Si se puede, se recorta plantilla. Vemos terrazas sin servicio, talleres que limitan el horario de cita… Todo esto genera menos empleo».
El presidente de la Cámara de Comercio de Salamanca, Benjamín Crespo, también achaca el problema a la falta de comunicaciones e infraestructuras de la provincia. «Genera que la inversión pare, porque el consumo está por los suelos, especialmente en el comercio que se encuentra en caída libre», puntualiza.
Por eso, insiste en que hay que apostar por mejorar las infraestructuras, «especialmente las conexiones a Madrid y Portugal». También apuesta por crear aparcamiento, «donde la gente para comprar habitualmente, es la única manera de competir con las grandes superficies», advierte el también presidente de la Asociación de Comerciantes Salmantinos Aesco.
Hace hincapié en la paradoja de que mientras hay millones de personas en la lista del paro «los sectores básicos cada vez demandan más trabajadores». Propone «meterse de lleno» en solucionar la carencia de mano de obra en la construcción y en sectores vinculados como el de los pintores, electricistas y yesistas. «Es un nicho de crecimiento y de negocio importante», asegura.
En cuanto a la solución para dar la vuelta a esta situación, los representantes lo tienen claro: apoyo a la creación de empleo bonificando las cuotas de la Seguridad Social en nuevos puestos de trabajo. «Se pueden establecer pautas, como beneficios a autónomos cuando contraten a su primer trabajador, a los que eleven un porcentaje de plantilla media o superen determinado tramo», detalla García.
El tejido empresarial de Salamanca se redujo desde la pandemia en 1.745 empresas. Según la estadística del INE de empresas por asalariados, en 2020, estaban registradas 22.380 firmas, frente a las 20.635 tres años después, según el último dato.
De las empresas que continúan inscritas en la provincia, el 53,5% no tienen trabajadores, según la estadística del INE. Son 11.040 de las 20.635 totales. Estas han sufrido un ritmo de destrucción desde la pandemia del 9,8% tras perder 1.207 compañías.
Dentro del grupo de empresas salmantinas que tienen a su cargo trabajadores, el 53,2% cuentan con plantillas de 1 a 2 trabajadores, con 5.885. A medida que sube el número de empleados, bajan en cantidad. Así, las de 3 a 5 suman 1.991 y 799 las de 6 a 9. Según la estadística del INE, en Salamanca, existen tres empresas con más de 1.000 trabajadores, las mismas que durante el año de la pandemia.
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