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El mercado de los pisos de estudiantes está expectante en la ciudad después de la revolución que ha supuesto la Ley de Vivienda. El precio por habitación oscila entre los 350 y los 400 euros al mes, aunque según el presidente del Colegio de Agentes Inmobiliarios de Salamanca, Valentín Rodríguez, algún caso puntual ha podido subir 10 o 15 euros al mes, «pero no se detectan burradas». Se refiere a alquileres de habitaciones en pisos de calefacción central y en barrios preferidos por los universitarios, como pueden ser San Bernardo, la zona final de Canalejas, el paseo de San Vicente o la plaza de la Fuente.
Destaca que los clientes ya empiezan a preguntar por la oferta para el curso que viene, pero se encuentran con un contexto de incertidumbre. El motivo de este desconcierto es la Ley de Vivienda, que ha obligado a los propietarios a replantearse la fórmula con la que obtener rentabilidad por su propiedad. Ahora se decantan más por el alquiler a estudiantes y a pisos turísticos, ambos contratos temporales, frente a los de familias.
Incluso, según Rodríguez, algunas viviendas del centro de la capital del Tormes se han incluido en la oferta de pisos para estudiantes precisamente para evitar que se destinen a clientes no temporales, como los de las familias, «salvo en casos muy excepcionales».
Esto evita que se reduzca la oferta de alojamientos para universitarios, a pesar del incremento de estudiantes en las universidades salmantinas. También ayuda la explosión del número de plazas en residencias para universitarios, tanto privadas como de las propias instituciones educativas.
La inclinación por los contratos temporales que da aire al mercado de estudiantes evita dos cuestiones clave, a juicio de Rodríguez: por un lado esquiva los topes de subidas impuestos por la normativa y, por otro lado, impide que los propietarios asuman importantes gastos de impagos de suministros y alquiler en el caso de que el inquilino se declare en situación de vulnerabilidad, lo que retrasa y dificulta el desahucio según la nueva ley. «Salvo excepciones, la gente no arriesga», detalla Rodríguez.
Por otro lado, cabe recordar que el mercado de los pisos de alquiler para universitarios inició hace años una transformación profunda. Si ya apenas se encuentran viviendas en malas condiciones como ocurría hace décadas, cuando el mantenimiento en algunos casos era deficiente, ahora el mercado se beneficia de una nueva vuelta de tuerca más.
Comienza a convertirse en tendencia en Salamanca que los propietarios reformen los pisos para mejorar no solo los servicios de la vivienda, sino el confort del universitario que la va a ocupar, ofreciéndole un espacio de mayor calidad destinado al estudio. Así, se acometen más obras para ofrecer habitaciones con baño incorporado, según destaca el presidente del Colegio de Agentes Inmobilarios. Por último hay que señalar que los contratos de los alquileres se cierran por cursos completos, a pesar de que cada vez haya más alumnos que vienen a Salamanca para hacer un máster o grados que no duran nueve meses. «Los tiempos de los cursos son cada vez menos homogéneos, pero los propietarios no quieren alquilarlos por menos de 9 o 10 meses», detalla Valentín Rodríguez. El motivo es que perderían dinero, ya que dentro de la oferta de alquiler temporal ganarían mucho más si alquilan el piso como vivienda turística, que sería la alternativa.
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