Crespo dice adiós a la Cámara de Comercio: «Creo en el relevo»
Visiblemente emocionado, deja la dirección de la entidad cameral tras casi nueve años al frente para ceder el testigo al empresario Alberto Díaz
Belén Hernández
Lunes, 15 de septiembre 2025, 11:19
El presidente de la cámara de Comercio de Salamanca, Benjamín Crespo, ha anunciado este lunes su decisión de abandonar el cargo, algo que comunicará oficialmente el próximo miércoles en el pleno extraordinario que ha convocado, donde también anunciará a los plenarios su propuesta de que el actual vicepresidente primero, Alberto Díaz, le suceda en el cargo.
Crespo abandona la presidencia de la Cámara, porque según sus palabras, siente que tiene que afrontar una nueva etapa tanto en su vida profesional como personal y porque cree en el relevo. Visiblemente emocionado, deja la dirección de la entidad cameral tras casi nueve años al frente, una etapa que comenzó, según ha recordado, con las cuentas de la entidad en la ruina y su imagen social e institucional degradada.
Tras comunicar su decisión a los plenarios 10 minutos antes de su comparecencia, Crespo ha detallado que se trata de una resolución gestada "en silencio" y "con tiempo" hasta que ha llegado el momento de abrir una nueva etapa en la Presidencia.
Apuesta por el empresario Alberto Díaz para que le suceda porque "es un gran empresario, con visión de futuro y con valores sólidos para seguir impulsando la institución".
"Me marcho con la serenidad de haber cumplido con mi deber, con el orgullo de haber servido a Salamanca a través de su institución empresarial más antigua y representativa", ha continuado el presidente, convencido de que a partir de ahora la Cámara seguirá siendo lo que ha sido desde 1886 hasta ahora: "Un faro para los empresarios de la provincia".
El presidente ha aprovechado su comparecencia para recapitular y recordar la situación en la que estaba cuando llegó al cargo en diciembre de 2016, momento en el que la entidad cameral atravesaba uno de las peores épocas de su centenaria historia, "con las cuentas en la ruina, con la imagen dañada y con la confianza social gravemente herida".
Dio el paso, según ha confesado, con el convencimiento de que Salamanca no podía quedarse sin una institución que represente y lidere a sus empresas. Ahora la situación es bien distinta, ya que las cuentas están saneadas y la institución ha recuperado su prestigio.