Un cineasta de gusto clásico

Chema de la Peña es una de las figuras más destacadas del cine de autor. Con más de 30 años de experiencia a sus espaldas, Chema ha trabajado con grandes nombres del panorama audiovisual como Fernando Colombo o Santiago Segura.

Un hombre polifacético, director, guionista y productor. Nacido en Salamanca en 1964, a los 22 años, se mudó a Madrid para terminar sus estudios en económicas y fue allí donde comenzó su andadura en el mundo audiovisual.

Chema comenta: «En Salamanca, está toda mi vida y, después de tanto tiempo, mantengo familia, mantengo amigos... Es como mi segunda casa». Él disfruta volviendo y concectando de nuevo con el sentimiento salmantino. Le gusta volver a sentirse castellano, con todo lo que eso conlleva. «Los charros somos personas a las que a veces nos cuesta expresar las emociones, pero tenemos un sentimiento de corazón más noble», asegura.

Su último trabajo como productor ha sido 'Marisol, llámame Pepa', un documental que está arrasado en muchos festivales de toda España. Es un claro ejemplo de que la música y lo audiovisual son elementos indispensables en la vida de Chema. Para él, la música es una pieza muy importante dentro de sus producciones.

«La unión entre imágenes y música es una de las primeras sensaciones que recuerdo y siempre me provocan muchos sentimientos y emociones muy fuertes», declara. La música es clave para él, hasta tal punto que el primer cortometraje que realizó se basaba en la historia de un grupo de música rock.

De la Peña se describe como una persona con mucha sensibilidad, algo que queda plasmado en sus películas. La música sobresale como elemento clave dentro de las creaciones audiovisuales que escribe, dirige o produce. Ha sido capaz de entremezclar sus pasiones y vivir de ello. Chema les dedica horas de investigación. Disfruta descubriendo nuevos estilos y melodías para sus films. En concreto, la música que más le inspira es la clásica, aunque admite que no siempre tuvo un abanico tan amplio, sino que a lo largo de los años ha ido aumentando.

Uno de los compositores que más le sirve como fuente de inspiración es Max Richter, conocido por bandas sonoras como 'The Leftovers' o 'Ad Astra', que logran llegar al alma a través del minimalismo. Otro nombre es Michael Nyman, un pianista, musicólogo y compositor británico que dedica su ingenio al neoclásico experimental, y que, en muchas ocasiones, su música se vuelve inquietante, siendo el hecho que más le gusta a Chema. Siguiendo esta línea, también sigue a Yann Tiersen, un reconocido compositor, conocido por ser el creador de Amélie que acaba de sacar un disco nuevo, y que «a nivel personal como músico y yo le sigo mucho y es muy inspirador«.

La canción que más le gusta ahora mismo a Chema de la Peña es una del disco de Rosalía. «Se llama 'Flor de Sakura'. Es la última canción del disco 'Motomami'. Si te metes en Spotify, es la menos escuchada, pero me parece la más bonita. La canción habla un poco de la de lo evanescente que es el éxito. Hoy estás arriba y mañana estás abajo. Lo importante es estar en el camino», relata.

Durante el verano, Chema huye a Galicia escapando del calor del centro de la península. Allí dedica su tiempo libre a escribir y retomar antiguos proyectos. Para él, «hay una relación muy directa entre la literatura y el cine». Desde pequeño, siempre ha fue un niño muy lector. Con 10 años, leyó 'El camino', la novela de Miguel Delibes que le marcó profundamente. Este fue uno de los primeros paso hacia convertirse en el guionista que es hoy en día. A través de las palabras, imaginaba los escenarios y las distintas situaciones que se narraban en las historias.

Ahora está leyendo 'Tierras', de Alberto Torres, un novelista valenciano que Chema recomienda encarecidamente. Esta novela esconde lo que él busca lograr en sus guiones, ya que «el libro desarrolla la imaginación utilizando diferentes personajes de diferentes mundos y conecta hechos históricos con historias personales. A los directores y a los guionistas, muchas veces es lo que más nos gusta. A mí, eso me excita mucho y a nivel creativoestas historias son muy inspiradoras».

Le llaman mucho la atención las historias personales y de gente anónima, ya que son una forma diferente de escribir la historia. Pero Chema lo tiene claro. Para él, es más complicado escribir. «Me resulta más difícil escribir bien que hacer una película», recalca. Aunque defiende que la escritura tiene una gran ventaja frente a producción, ya sea en el panorama audiovisual o en el musical, «escribir lo puedes hacer tú solo» y «no necesitas ni tanto dinero ni tanta gente».