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La Comisión Territorial de Patrimonio ya ha evaluado y dictaminado sobre el proyecto de ampliación y mejora del Pozo de Nieve, el espacio expositivo de la ciudad basado en una espectacular construcción en la que hace tres siglos se almacenaba y conservaba el agua helada.
Fundamentalmente hay dos aspectos del diseño a los que ha puesto matices: no considera idóneo el gran móvil de copos previsto en el interior del pozo colgando de una polea, que emula la que se utilizaba para bajar la nieve, ni el cambio del letrero exterior por otro con las letras más grandes.
La resolución incide en que la restauración que se llevó a cabo en su día por el estudio Sánchez-Gil Arquitectos fue muy acertada, por lo que no se deben incorporar elementos que interfieran en la contemplación de los espacios, como es el caso de los copos colgantes, cuya intención era recrear la nieve y que se movieran al paso de los visitantes.
La resolución no es vinculante, dado que el Convento de San Andrés, de cuyos restos forma parte el Pozo de Nieve, no tiene declaración de Bien de Interés Cultural (BIC), por lo que corresponden al Ayuntamiento de Salamanca la autorización de las intervenciones que se propongan, a excepción de lo que afecte a la Cerca Nueva e intervenciones arqueológicas.
No obstante, según fuentes del Consistorio, se tendrá en cuenta la valoración de la Comisión Territorial de Patrimonio y se replanteará el proyecto.
Sobre si los cambios pueden retrasar la ejecución de las mejoras, parece que no será así, dado que las modificaciones no serán de gran entidad.
Otra de las principales novedades de la mejora del Pozo de Nieve es la apertura del último de los túneles descubierto, una infraestructura de entre 8 y 10 metros de largo sobre la que la Comisión Territorial de Patrimonio no ha entrado a valorar.
Así, se ejecutará según lo previsto abriendo al público este nuevo espacio y dando respuesta a una de las principales demandas de los visitantes.
Contará con un piso de plástico reciclado antideslizante para mejorar la accesibilidad y la seguridad del recorrido. Será resistente a la humedad, fácil de limpiar, desinfectar, resistente al fuego y a actos vandálicos.
En un pequeño habitáculo al final del pasadizo subterráneo se colocarán las reproducciones de una daga y una espada que se hallaron precisamente en este punto. Se situarán sobre pértigas metálicas en el centro del espacio para que el turista pueda apreciarlas a través del ventanuco que se halla al final del túnel.
Otra de las principales mejoras para el museo se plantea en las oficinas, que se convertirán en una sala del patrimonio subterráneo antrópico, es decir, producido o modificado por la actividad humana.
Según los autores del proyecto, sería «especialmente interesante» ya que permitiría resaltar la importancia del patrimonio oculto y poco conocido de Salamanca, abarcando incluso los últimos descubrimientos como las galerías subterráneas de la Catedral que aún no han sido exploradas.
El propósito es que la intervención respete el espacio abovedado, por lo que los pasadizos salmantinos se mostrarían en una vitrina central de tres metros de largo, permitiendo al espectador localizar y ubicar lugares y leyendas.
Se incluirán réplicas y objetos en 3D para destacar elementos significativos del espacio, como la espada y la daga halladas en los túneles, así como cerámicas de «bodega» o galerías subterráneas y los huesos de cráneo hallados en este lugar.
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