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Uno de los principales riesgos de las infecciones por baterías multirresistentes es que generen un brote dentro de un hospital: que esas bacterias contaminen una superficie del edificio y, a su vez, infecten a otras personas por contacto directo.
En contra de lo que pudiera parecer, los quirófanos no son una de las zonas más delicadas dentro de un hospital. «Cuando un paciente entra en quirófano, por lo general, no suele estar infectado. Está muy controlado y es una de las zonas donde menos riesgo hay. Por el contrario, las zonas más críticas de los hospitales se localizan en las UCI, áreas de Reanimación, coronarias, UCI Pediátrica y Hematología. «Son las unidades donde aparece una mayor tasa de microorganismos multirresistentes y donde se realizan más cultivos de vigilancia en todos los pacientes que ingresan en ellas», explican desde el servicio de Medicina Preventiva.
El problema radica cuando el microorganismo se deposita en una superficie, los especialistas saben que hay presencia de esa bacteria, pero no hay manera de averiguar dónde se esconde. «Por eso decimos que es tan importante la higiene de manos, porque puedes tocar un objeto contaminado e infectarte», insisten.
¿Qué tipo de objetos? «A veces se contamina hasta el palo del gotero o la manilla de la puerta», afirman.
«Hace ya varios años que tuvimos un brote de acinetobacter que detectábamos en cultivos y que terminamos localizando en los teclados de algunos ordenadores», recuerda Muñoz Bellido, que añade: «Se consigue haciendo cultivos en distintas superficies. Los microorganismos más vinculados a este tipo de brotes son bacterias que tienen requerimientos nutricionales mínimos y crecen en cualquier parte. Te crecen en el lavabo o en el propio papel de las historias clínicas». Algunos hospitales madrileños -que reciben pacientes de todas partes de España- siguen arrastrando serios problemas con este tipo de brotes desde la pandemia y todavía hoy no son capaces de erradicarlo de manera definitiva. «No es posible esterilizar todas las zonas en la que pueda haber bacterias, porque pueden estar hasta en los desagües, como ha sucedido alguna vez», lamentan.
La manera de esterilizar las zonas infectadas es aplicando los materiales que habitualmente se utilizan para desinfectar superficies -lejía, por ejemplo-, pero que lógicamente no se pueden emplear en pacientes. «Hace bastante años hubo un brote en la UCI del viejo clínico y fue necesario repintarlo todo porque estaba en las paredes», explican.
Entre las bacterias que 'más guerra dan ' en Salamanca destaca la Klebsiella pneumoniae «que además tiene una gran capacidad para adquirir diferentes mecanismos de resistencia», puntualiza la doctora Inmaculada García. «Causó un brote hospitalario hace un año y es resistente porque produce unas enzimas que destruyen los antibóticos. Está en casi todos los hospitales».
Otra bacteria muy habitual en centros hospitalarios -aunque no produce brotes ni requiere tratamientos especiales- es la E.coli blee, muy extendida tanto en pacientes hospitalizados como a nivel comunitario. «Una de las más frecuentes en la infecciones de orina, pero tiene opciones terapéuticas».
La tasa de infecciones nosocomiales por bacterias multirresistentes en el Hospital de Salamanca varía en función de los distintos servicios hospitalarios (Urgencias, Medicina Interna, Oncologia...) Uno de los indicadores más consultados es la tasa dentro de las unidades de cuidados intensivos y actualmente es de 2,2 por cada 1.000 estancias hospitalarias. Otros servicios salmantinos tienen tasas mucho más bajas pero, en general, es una media óptima a nivel nacional.
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