El brindis más épico llega al CAEM
La inmortal ópera de Verdi, quizás la obra más famosa de este género, llega el viernes a Salamanca de la mano de la compañía Ópera 2001. Un centenar de artistas y técnicos revivirán el trágico amor de Violetta y Alfredo
Cuando el trágico final de la cortesana Violetta Valéry fue recibido con carcajadas y desprecio por parte del publico de La Fenice de Venecia, con gran disgusto de su autor, Giusseppe Verdi, en Salamanca aún estaban en pie las ruinosas iglesias de Santo Tomé, sobre la actual plaza de los Bandos, y de San Adrián, en lo que hoy sería la de Colón. Ni siquiera había comenzado el proceso de unificación italiana. Mañana, el drama eterno de la ópera 'La Traviata' emocionará con seguridad al público del Centro de Artes Escénicas y de la Música (viernes, día 31, 20:00 horas), como lo ha venido haciendo estos 172 años.
Cerca de un centenar de artistas, técnicos y responsables de la producción harán realidad sobre el escenario del CAEM la historia de Violetta y Alfredo de la mano de la compañía Ópera 2001. Esta producción, que representa la obra en tres actos de Verdi con libreto en italiano de Franceso Maria Piave, según 'La Dama de las Camelias' de Alejandro Dumas, fue estrenada hace apenas dos semanas en Alicante, y recala en Salamanca en una gira que le llevará por más de 40 ciudades de España y Francia.
'La Traviata' es el numero uno de las óperas, tal vez la opera más representada en la historia de la lírica», afirma Luis Miguel Lainz, director artístico de la producción y máximo responsable de Ópera 2001. «Como productor privado desde hace 30 años, puedo decir que, junto con 'Madame Butterfly', es la ópera que más publico atrae. Es como 'El lago de los cisnes' en ballet; cada uno en su género, dos títulos que siempre llenan».
En opinión de Lainz, 'La Traviata' tiene bien ganada su fama de ópera top. «Fue bastante conflictiva en su estreno, porque rompía los intereses de aquella sociedad conservadora. Contaba la historia de una mujer liberada a la que no le importaban los condicionamientos de aquella sociedad. En su estreno fue un fracaso, pero luego se impuso el gusto del público».
Un gran montaje
Poner en escena la mítica escena del brindis, con el coro cantando «Libiamo, libiamo ne' lieti calici...» requiere más o menos un año de trabajo de producción previa. «Cuando en febrero estábamos representando 'El Trovador', ya teníamos planificada 'La Traviata', definida la orquesta y prácticamente todo el cásting, la escenografia y el vestuario», afirma Luis Miguel Lainz.
Dirigen y coordinan el trabajo de las distintas áreas artísticas y técnicas Martin Mázik como director musical, Aquiles Machado como director de escena y Luis Miguel Lainz en la dirección artística. Este destaca el esfuerzo que supone armar y desarmar el entramado de una producción operística, en ese caso, que en lugar de actuar en una sede estable, se dedica a recorrer el país. «Vamos contrarreloj. Yo siempre lo comparo con un circo ambulante que va de ciudad en ciudad. Somos mucha gente en esto: no hay que olvidar a maquinistas de escenografía, técnicos de luces, sastra, conductores... Todos son importantes. Tenemos que llevar doble o triple reparto para cada papel:viajar por la noche, y estar todo el día montando para que, como en el caso de Salamanca, a las 8 pueda estar todo listo y se abran las puertas».
El responsable de Ópera 2001 reivindica la labor de empresas como la suya en la difusión de la cultura. Creo que debería haber más apoyo de las instituciones para que pudiéramos trabajar con más seguridad. Obviamente no hacemos 'La Traviata' todos los días, tenemos más producciones con las que hemos recorrido España en 60 giras desde 1991. Y la verdad es que me siento muy orgulloso de que hayamos podido llevar la ópera por las capitales de España y que hayan podido comprobar que la ópera no es un espectáculo elitista: al final es una música maravillosa y son historias –y que me perdone el querido maestro Verdi–, equiparables a a a cualquier telenovela de después de comer».