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Salamanca
Martes, 24 de diciembre 2024, 06:10
Un belén es una de las tradiciones navideñas más arraigadas entre los salmantinos, con sus figuras y paisajes recuerda el verdadero significado de estas fechas para los cristianos: festejar el nacimiento de Jesús. Una misión que Carlos González y su equipo tienen muy claro al momento de diseñar la recreación del nacimiento que se exhibe año tras año en la iglesia de María Auxiliadora, una obra artística que resalta por su tamaño y número de detalles y que el belenista Carlos González confiesa «lo mantiene noches en vela».
«Cuando estoy diseñándolo me paso noches sin dormir pensando en el belén. Me levanto en medio de la madruga con alguna idea nueva. Mi mujer siempre me pregunta: ¿A dónde vas? a lo que yo le contesto: al comedor a ver si puedo pintar lo que tengo en mente. Se requiere mucho tiempo y esfuerzo, pero merece la pena. Nos lo pasamos muy bien. Es un trabajo en equipo que nos apasiona mucho», explica González que lleva años colaborando con la puesta en escena de esta obra.
«Yo empecé a montar el belén mientras era sacristán de María Auxiliadora y cuando me jubilé lo primero que me dijo el párroco fue: Carlos, tú seguirás poniendo el belén, ¿no?», relata de buen humor González, a la vez que asegura que para él y su equipo el belén es toda una pasión y que piensa seguir haciéndolo siempre que pueda.
Solo este escenario ocupa tres siendo la escena de mayor tamaño y detalle. Tiene una altura de 1,5 metros y las figuras que la componen son de 60 centímetros cada una. Los belenistas participantes quisieron destacarlo con un una perspectiva que permitiera al espectador «sentirse dentro de él».
Fruto de este trabajo conjunto María Auxiliadora puede disfrutar de uno de los belenes más sorprendentes de la ciudad y que en esta ocasión tiene la particularidad de intentar que el espectador se sienta dentro de la cueva en la que se refugian María y José a la espera del niño Dios. «Hemos querido que quién lo ve tenga la sensación de introducirse dentro del nacimiento. Además, hemos iluminado con especial mimo esta zona para que de la impresión que la luz irradia del niño», explica Carlos González, que, además, insiste en que esta no es la única técnica utilizada para resaltar la escena. «Lo más importante de un belén es el nacimiento, es la pieza clave. Por eso hemos querido darle mucho relieve y recurrir a unas las figuras de un tamaño un poco superior al resto para que llamen la atención. No queríamos que nos pasara cómo hemos visto en otros belenes que tienes que ponerte a buscar a ver dónde está el niño», bromea.
Para destacar el carácter religioso de la representación, el belén de María Auxiliadora está lleno de escenas litúrgicas. Tales como, la Anunciación a la virgen María. Entre ellas, esta la Visitación de la Virgen a su prima Isabel en la que se puede ver la figuras de las dos mujeres embarazadas.
Además de ser toda una experiencia visual, el belén resalta por su gran tamaño y cantidad de detalles. En total se trata de una 14 metros cuadrados, 7 de largo por 2 de ancho, en los que se pueden ver alrededor de 250 figuras, algunas de años anteriores y otras de nueva adquisición.
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