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Hace años se lanzó una campaña de prevención de intoxicaciones por monóxido de carbono. Lo primero es explicar en que el monóxido es un gas que se produce de forma espontánea en todas las combustiones: los braseros, los motores de explosión, las estufas, las barbacoas... ... incluso en los incendios.
El monóxido no se forma solamente cuando hay fuego de por medio. El tubo de escape de un coche también emite gases con una alta concentración de monóxido. Estando al aire libre no pasa nada, pero si el coche está dentro de un garaje, con el motor en marcha y la ventilación no es suficiente, el aire que respiran las personas de esas casa puede convertirse en altamente tóxico.
Dado que el monóxido no se ve y no se huele, es importante permanecer alerta a los primeros síntomas de una posible intoxicación: dolor de cabeza, cansancio o mareo. Lo que debe hacer sospechar de que algo no marcha bien es si estos síntomas se sienten en un lugar cerrado y desaparecen al salir de esos espacios. O si aparecen cuando se enciende una estufa, un brasero, etc. “Puede que si vienes de fuera y entras en una habitación con alta concentración de monóxido percibas algo, pero las personas que están dentro no son conscientes”, advierten.
Si el monóxido no está acompañado de humo va a pasar totalmente desapercibido, dado que tampoco huele, por eso se dice que es un tóxico silencioso. Lo positivo es que se trata de un gas que se mezcla y difunde muy bien en el aire ambiente, por lo que si hay una buena ventilación en la estancia se evite que se alcancen concentración de monóxido hasta un nivel en el que se considera tóxico. También es conveniente que existan rejillas de ventilación en las cocinas, cuartos de baño y de calderas, así como sistemas de extracción de humos. Es clave no tapar estas rejillas, como se hace en ocasiones porque se considera que entra frío.
“Cuando los bomberos acuden por un aviso que pueda estar relacionado con una intoxicación de monóxido, utilizan unos detectores que al entrar en el portal o la vivienda ya les ‘chilla’, por lo que inmediatamente saben que, en efecto, es un caso de monóxido de carbono. De ese modo entran protegidos porque ha habido situaciones en las que ha entrado gente para atender a los intoxicados y se han desplomado también allí”, relata el urgenciólogo Ángel Bajo.
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