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Alain Hernández, en el rodaje de 'Madres'. ARCHIVO
Alain Hernández: «Los mejores veranos de mi vida han sido en el Soto»
ENTREVISTA

Alain Hernández: «Los mejores veranos de mi vida han sido en el Soto»

El actor Alain Hernández recuerda los veranos de su infancia en Sotoserrano, dónde disfrutaba de la vida rural, las tardes en el río junto a su familia, y los juegos con sus primos y amigos

Alejandro Cerezal

Salamanca

Domingo, 28 de julio 2024, 15:59

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Comedia, drama, e incluso acción. Alain Hernández es uno de los actores más polifacéticos de nuestro país, con una gran carrera a sus espaldas. 'Palmeras en la nieve', 'El rey tuerto' o 'El fotógrafo de Mauthausen' son algunos ejemplos de su éxito. En concreto, este año ha estrenado una de las películas más taquilleras de nuestro país, 'Menudas piezas', y forma parte de 'Sueños de libertad', la serie de Atresmedia que, actualmente, se encuentra en emisión.

Aunque nació en Barcelona, Alain tiene orígenes charros: su padre es de Sotoserrano, pueblo en el que ha pasado muchos de los veranos de su infancia. «Mi padre montó también unos secaderos de jamones en el pueblo. Fundó su propia empresa. También teníamos que ir por el negocio. Y mi padre, durante el verano, seguía trabajando. Él se iba a Guijuelo, a verse con otros fabricantes de jamones, a comprarles género, y yo le acompañaba también», explica el actor.

Pero, para el pequeño Alain, no había mejor lugar para veranear que Sotoserrano. «Yo lo que más recuerdo es la ilusión que nos hacía cuando mi padre llegaba ya el día que decía 'Mañana nos vamos para el Soto'. Para mí y para mis hermanos, era otra realidad. Era otro mundo. Salir de la vida de una ciudad a irte a la vida rural, donde teníamos esa libertad de estar todo el día por ahí, yéndonos al río, jugando al fútbol... Nos juntábamos todos los primos en casa de mi abuela», comenta Alain. «Recuerdo a mi padre hacer el tetris en el maletero con todas las maletas, y tirarnos todo el día en la carretera hasta llegar a Valladolid por la tarde, casi de noche, cenar allí, dormir en casa de algunos de mis tíos, ver a mi abuela y, luego, al día siguiente, por la mañana pronto, ya para el Soto», rememora.

Eran días de calor en los que los niños del pueblo disfrutaban de juegos como el 'churro, media manga, mangotero' o el 'toro en cadena'. Este consistía en que «a los que iban pillando, tenías que ir haciendo una cadena, cogiéndose de las manos. Tenías que ir cogido de las manos a pillar a los otros críos que estaban libres por ahí. A la que tocabas a uno, se unía a la cadena», cuenta el intérprete. «Para muchos juegos, nos juntábamos muchos niños en la plaza. Luego, durante el día, tocaba jugar al fútbol básicamente».

Son muchos los recuerdos en su pueblo, al que guarda un especial cariño. «Para mí, la infancia en el Soto ha sido de las mejores cosas de mi vida, sin duda. El ver cómo llegaba el pastor con las cabras, las dejaba en el cruce, y cada cabra se iba a su casa sola... Eso era un espectáculo para mí. Muy bonito», añade.

La odisea de llegar al río

Otra de las actividades que solía hacer el actor y de las que disfrutaba era ir al río. «Tus padres ya confiaban desde bien pequeño. Con 10 o 12 años, ya confiaban y te dejaban irte al río con tus amigos. Y había unos kilómetros. Íbamos campo a través y pillábamos algunas uvas por ahí, que empezaban a estar un poco maduras», asegura. Además, ignoraban las advertencias que les hacían. «Mira que te lo decían «No comáis ciruelas, que estarán calientes y os entrará cagalera', pues comíamos ciruelas, y nos entraba la cagalera, claro», recuerda entre risas.

Sin duda, ir al río «era una experiencia» para Alain. «Llegabas al río, te daban tus cinco duros para comprarte un helado y echabas la tarde ahí. Y, luego, para subir al Soto otra vez, hacías dedo, y siempre se oía algún tractor, algún 'rasca' que llamaban allí... Te subían al remolque y los niños ahí subidos», apunta.

Además, algunos de los momentos favoritos de los veranos del actor sucedieron en este sitio, merendando junto a su familia. «Toda la familia por parte de padre, tantos hermanos y primos... Ir a merendar al río era un espectáculo. Nos lo pasábamos increíble», apuntó. A su vez, se entretenía «maneando», es decir, coger peces en el río con las manos. «Lo mejor es ir en parejas. Tú vas a las piedras del río. Uno por un lado de la piedra, echa agua, y el otro, está esperando del otro lado de la piedra, y los peces los pillas con las manos», explica sobre su pasatiempo.

La adolescencia en Sotoserrano

Cuando era más mayor, algo típico en los veranos de Alain Hernández era irse de fiesta por todos los pueblos cercanos. «Te sabías las fechas de los pueblos cercanos. Te apuntabas al coche de alguien y te ibas a las fiestas. Acababan las de un pueblo y empezaban las de otro», recuerda.

Otro de sus recuerdos de este tiempo es jugando a las cartas. «Nos íbamos a echar la partida con mi abuela y mis tías. Mi primo y yo les pelábamos el dinero, apostábamos pesetas y duros, no era más, pero las pelábamos porque hacíamos nuestros chanchullos jugando al 'cinquillo'. Y nos reíamos mucho», comenta riendo.

Alain Hernández siente una gran nostalgia por los veranos de su infancia y un gran afecto hacia su pueblo. «Muchos veranos me han pillado trabajando», lamenta. «Llevo años que no puedo ir y lo echo muchísimo de menos. Los mejores veranos de mi vida han sido en el Soto», finaliza diciendo el intérprete.

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