Borrar
Alaa Atiyeh, durante su estancia ya en España.

Alaa, palestino refugiado en Salamanca: «Mi vida no valía nada en Líbano»

Alaa Atiyeh tuvo que abandonar el campamento de refugiados donde emigraron sus abuelos palestinos tras ser amenazado por tres facciones radicales. En Salamanca, aprendió el castellano, un oficio y a ser libre por primera vez

Ángel Benito

Salamanca

Lunes, 24 de junio 2024, 12:20

Los agentes fronterizos pararon a Alaa Atiyeh en el aeropuerto de Madrid. Allí solicitó la protección de asilo internacional ante el peligro que corría su vida si volvía al Líbano. Tuvo que escapar del campo de refugiados en el que vivía en su condición de doble refugiado ya que había nacido en el Líbano pero su nacionalidad era Palestina, lugar al que habían emigrado sus abuelos tras el conflicto palestino-israelí en que tuvieron que dejar sus casas. La situación se había vuelto insostenible: «Mi vida y la de cualquiera en el campo de refugiados no vale nada. Me veía amenazado por las facciones que querían que me enrolara en sus filas». La principal fuente de financiación de estos grupos son el tráfico de drogas y de armas.

Las disputas en el interior entre facciones radicales de Hezbollah y Fatha al-Islam empezaron a reclutar integrantes que le situaron en un callejón sin salida en el que dejó de salir de casa y de trabajar ante las presiones que recibía. Todos ellos le amenazaron para que se uniera a ellos. Intentó escapar del Líbano en dos ocasiones sin éxito. «La vida en el campo de refugiados es muy dura», recuerda. En el enfrentamiento del Líbano en 2007 entre el ejército libanés y la organización islamista radical Fatah al-Islam también tuvieron que abandonar su vivienda en el campo. Asu regreso, los pilares de su casa estaban arrasados. La unidad familiar de sus padres, abuelos y hermanos tuvo que trasladarse a una vivienda más pequeña. La eterna mudanza de los palestinos desde 1948.

Tras recabar ayuda de familiares y amigos, finalmente llegó a España y fue trasladado a Salamanca donde entró en un recurso de acogida temporal gestionado por Cruz Roja. «No sabía nada de castellano y de repente me encontré con una familia que me tendía la mano a todo lo que necesitaba». Reconoce que su primer pensamiento para Salamanca es el de la «libertad». «Empecé a aprender un oficio de camarero tras hacer unos cursos y sobre todo tratar de aprender castellano. Siempre me ayudaron desde el primer momento», asume. En la ciudad también encontró una familia de acogida que le acompañaría en el año y medio que permaneció en Salamanca antes de viajar a Barcelona donde consiguió un trabajo. «Me trataron como si fuera un hijo. Se volcaron en mí tanto como si fuese de su familia».

Cruz Roja le acompaña desde el servicio jurídico en un largo proceso para obtener su solicitud de asilo tras un largo silencio administrativo. Tres años después de su llegada a España, inicia el procedimiento para lograr el arraigo social obtiene una respuesta en 2022 con una residencia temporal. Durante su estancia en Barcelona también se enamora y formaliza su relación sentimiental como pareja de hecho. Su tarjeta comunitaria le permite gozar de tranquilidad al menos cinco años. «Me encantaría que mis padres y mi familia viniera, pero ahora mismo es imposible. La situación vuelve a estar muy complicada», reconoce.

Alaa reconoce vivir con incertidumbre la guerra de Palestina. «Están muriendo muchos niños y víctimas inocentes. Estoy trabajando en España, pero mi corazón sangra con la situación de mi país. El mundo debería paralizar una guerra injusta», lamenta a la vez que agradece el beneficio del reconocimiento de Palestina por parte del Gobierno. «Necesitamos todo el apoyo. Solo puedo dar gracias a Cruz Roja por la acogida».

Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca Alaa, palestino refugiado en Salamanca: «Mi vida no valía nada en Líbano»

Alaa, palestino refugiado en Salamanca: «Mi vida no valía nada en Líbano»