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La población de Salamanca retrocede un siglo: hay menos habitantes que en 1920

La población de Salamanca retrocede un siglo: hay menos habitantes que en 1920

La despoblación ha provocado que la provincia pierda 78.000 personas desde la década de los 50, cuando alcanzó su máximo histórico

m.d.

Lunes, 25 de junio 2018, 19:22

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Gran parte de la provincia de Salamanca está cerca de convertirse, si no lo es ya, en un desierto poblacional. Un problema para el desarrollo económico y social y que de momento no para de acumular malas noticias. La última fue conocida hace solo unos días. En 2017 Salamanca registró el doble de muertes que de nacimientos. En el primer caso hubo 4.000, cifra jamás alcanzada en la serie histórica que comenzó en 1975. Y del segundo solo se contabilizaron 2.000, el dato más bajo desde que el Instituto Nacional de Estadística (INE) ofrece información por provincias. Los números, muy preocupantes, no hacen más que evidenciar la evolución que está experimentado desde hace décadas la provincia y que le ha colocado en una situación impensable para muchos. Ahora mismo Salamanca tiene menos habitantes que hace un siglo. Los datos de los censos y los padrones reflejan una realidad tozuda y a la que resulta difícil poner solución. La última cifra oficial del (INE) confirma que a mediados del año pasado vivían en la provincia poco más de 334.000 personas. En el censo de 1920, los habitantes de derecho de Salamanca eran más de 342.000, 8.000 más que en la actualidad. Una comparación que contrasta con el desarrollo económico, social y sanitario que había entonces y el existente ahora. El declive poblacional, no obstante, viene de lejos pese a que haya sido en los últimos años cuando ha saltado de nuevo a la palestra política -próximanente se aprobará el informe de la comisión del Senado sobre evolución demográfica-. La provincia convive con el problema de la despoblación desde la década de 1950, cuando alcanzó el máximo histórico de habitantes, por encima de los 410.000. A partir de esos años, con la emigración a las grandes ciudades y zonas industriales de España en busca de mejores oportunidades laborales y condiciones de vida, comenzó una tendencia negativa de la que la provincia no ha podido salir salvo en los primeros años del siglo XXI. El "boom" inmobiliario y el crecimiento económico de España atrajo a inmigrantes de otros países y, aunque Salamanca fue un destino secundario, al menos sí pusieron freno a la hemorragia de habitantes con ligeros incrementos. Sin embargo, el efecto fue pasajero. La crisis acabó con el espejismo y prueba de ello es que desde 2010 la provincia ha perdido más de 16.000 residentes.

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