Seis zonas de la ciudad requieren una urgente reforma urbana

Seis son las zonas de Salamanca que, por la obsolescencia o degradación de sus construcciones y espacios públicos, requieren someterse a un urgente proceso de transformación, según el borrador de la Estrategia de Regeneración Urbana elaborado por la Consejería de Fomento. En Garrido Norte, Vidal, Ladradores, Oeste, San Isidro y San Bernardo se encuentran estas áreas en las que se conjuga una mayor necesidad de rehabilitar viviendas, adaptar los espacios públicos para el tránsito de mayores y discapacitados, mejorar la movilidad sostenible, y promover una mayor eficiencia energética, entre otras medidas que contribuyan a mejorar la calidad de vida de sus vecinos. Estos seis sectores urbanos se localizan en el entorno de las plazas del Mirto, Oeste, Julián Sánchez El Charro y Trujillo, la Escuela de Artes y Oficios de la avenida de Filiberto Villalobos, y junto a Gran Capitán. Han sido seleccionados por la Junta de Castilla y León por contar con el mayor índice de necesidad de regeneración, un valor que se ha establecido a partir de cuatro parámetros: la despoblación, la tasa de envejecimiento, la ratio de parados y el porcentaje de inmuebles construidos antes de 1981. En conjunto, suman más de 5.400 viviendas en las que residen unas 7.200 personas.Para establecer estos ámbitos de intervención urgente, ha analizado todo el municipio. El informe señala que, al margen de las seis zonas de intervención más urgente, la necesidad de regeneración urbana "se concentra, sobre todo, en torno al centro histórico, en todos los barrios de posguerra surgidos al norte y este" del casco histórico. Se trata de conjuntos de edificaciones promovidas entre 1956 y 1960 y entre 1961 y 1976 por planes de construcción de viviendas, principalmente de carácter estatal. A ellos se sumaría la mayor parte de Garrido Norte, así como todo San José y La Vega, en la zona trastormesina.El informe también incide en que Pizarrales y el Carmen se encuentran entre las zonas más vulnerables por los porcentajes de población sin estudios, de hogares unipersonales habitados por mayores de 64 años y el elevado envejecimiento de la población. Desde la perspectiva urbanística, señala que en esta zona situada en el noroeste de la ciudad "podrían darse problemas de hacinamiento" y que la proporción de viviendas en mal estado de conservación es "muy elevada", a lo que se une "la escasez de zonas verdes y dotaciones públicas, la mala calidad acústica de los edificios y la escasa dimensión de las calles que dificulta la circulación con la consecuente falta de aparcamiento".