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Quince días al año, tal vez 30 si la economía se lo permitía, es el tiempo que cada año podía pasar con su mujer y sus hijos desde hace más de década y media. Hasta hace ocho meses, su esposa y los niños de 5 y 14 años vivían en Senegal y solo podía estar con ellos en vacaciones, siempre y cuando hubiese podido ahorrar lo suficiente para pagar los billetes para viajar a su país natal. A pesar de que se casó en 2009, es ahora cuando «Bamba», cuyo nombre senegalés es Cheikh Ab Mbake Deme, ha empezado a convivir con su familia gracias a que tanto su esposa como los niños obtuvieron el permiso de residencia por arraigo familiar.
«Al principio, cuando estaban recién llegados, me costó un poquito, porque estaba acostumbrado a estar solo. Y ensuciaban mucho, no apagaban las luces...», explica entre bromas y en un buen español, con acento senegalés, eso sí. Y, ya con todos reunidos, la familia ha crecido. Se ha sumado a ella un pequeño que tan solo tiene un mes. Por ello, «Bamba» acudió a Cáritas Diocesana para que le ayudase económicamente los primeros meses, ya que el suyo es el único sueldo que, de momento, llega a casa.
Aunque las cifras de permisos de residencia por arraigo familiar se han disparado en los últimos dos años y medio, para «Bamba» no ha resultado fácil conseguir traer a su familia al país en el que lleva trabajando desde 2008.
Este mes de mayo, Cheikh Ab Mbake Deme, cumplirá 17 años en Salamanca. Llegó cuando no había cumplido los 30 y hoy ya tiene 46. Desde que la cadena internacional de hostelería por la que estaba contratado le permitió trasladarse a la capital del Tormes no ha dejado de trabajar como camarero. Actualmente lo hace en un céntrico bar de la ciudad —aunque ahora realmente está disfrutando del permiso de paternidad—. «Siempre he estado trabajando. Solo dejé de hacerlo en un momento en el que decidí invertir para abrir un gimnasio en Senegal. Fue en 2011, después de tres años trabajados, cogí una excedencia de un año, compré todos los materiales en España y los llevé a mi país. Dejé allí el negocio con unos amigos, pero no fue bien», explica.
Desde 2018, después de una década en situación legal en España, «Bamba» puede solicitar la nacionalidad, pero no ha llegado a hacerlo todavía, porque asegura que no tiene tiempo para prepararse el examen. No obstante, tiene claro que debe hacerlo. Sin embargo hace más de dos años que comenzó los trámites para traer a su familia de Senegal. La cita para obtener los visados en el consulado español en Senegal tardó un año y los pasaportes se demoraron otros seis meses. Eso sí, la tramitación en España del permiso de arraigo no le llevó más de dos meses.
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