Velocidad y emoción con los astados de Rollanejo

El fresco matinal de la mañana de agosto de este domingo en Aldeadávila de la Ribera no privó a sus vecinos y visitantes de deleitarse con los diversos festejos taurinos que proponía el programa de fiestas en honor al patrón, San Bartolo.

Los más madrugadores se citaron en el prao para el toro del aguardiente que sirvió para despertar y entrar en calor a los mozos del pueblo, con algún que otro revolcón incluido, aunque sin consecuencias. Tras unos chupitos en San Marcos, amenizados por la charanga La Clave, las peñas comenzaron a desfilar hacía la plaza, mientras que el público ya se agolpaba en los diferentes rincones del recorrido para no perder detalle del encierro a caballo. Pasado un minuto de las 9:00 horas, el chupinazo avisaba de la salida de los animales y en un par de minutos se internaron en el casco urbano.

Desde el comienzo, los novillos y los bueyes se separaron y convirtieron, sin querer, la cita en un doble encierro: con espacios para buenas carreras y muy disfrutable para los mozos pero más exigente y vigilante para los garrochistas que velaban porque ningún ejemplar se quedara atrás. No faltó el peligro, con un astado pasando muy cerca de los mozos, aunque afortunadamente la manada llegó al coso sin incidentes y con un tiempo algo inferior a los 5 minutos.

• Temas
• Aldeadávila de la Ribera
• Fiestas en los pueblos