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Josefa Gómez y Manuel Huerta en una foto juntos en uno de los viajes que realizaron durante su matrimonio TEL
Un viaje de despedida de Argentina a Béjar

Un viaje de despedida de Argentina a Béjar

El sábado se cumplen dos años de la muerte del bejarano Manuel Huerta y su mujer Josefa, argentina, visita estos días la ciudad para que su marido pueda decir adiós a su tierra

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Jueves, 30 de marzo 2023

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La historia de amor entre la argentina Josefa Gómez y el bejarano Manuel Huerta trasciende más allá de la muerte y es ahora, a punto de cumplirse dos años de su muerte, cuando Josefa quiere cerrar un ciclo vital a través de un viaje desde Argentina hasta Béjar.

Acompañada por uno de sus dos hijos, Josefa cruzó el océano Atlántico para encontrarse con su hermana María, también argentina, y su cuñado Luis, que viven en Béjar, para cerrar un ciclo. Manuel Huerta nació en 1943 en Béjar pero emigró con su familia hasta Argentina cuando tenía tan sólo 9 años para buscar una vida mejor. Allí comenzaron una nueva etapa y, pasados los años, conoció a la que después sería su mujer. Se casaron en 1966 y tuvieron dos hijos, Adrián de 56 años y Juan José de 53 años. Se afincaron en la ciudad de Rosario, donde regentaron un restaurante en un trabajo que, reconoce Josefa, “es muy sacrificado”.

Después de luchar contra una larga enfermedad, Manuel falleció en Argentina el 1 de abril de 2021. Durante estos dos años, Josefa explica que ha intentado “sobrellevar la soledad”. “Éramos muy compañeros, salíamos todos los días a caminar o viajar en coche”, recuerda.

No pudo viajar desde Argentina a Béjar en el primer aniversario del fallecimiento, pero sí este año. Llegó el pasado 22 de marzo a Béjar, donde se encuentra disfrutando de la tierra natal de su marido con su hijo y sus familiares. Josefa explica: “Mi soledad me llevó a un momento de decisión para que mi marido se despida de su ciudad. Este viaje supone abrir una nueva etapa porque él ya no va a estar más conmigo ni con su pueblo ni con su gente”. Ese viaje vital no responde a una última voluntad de Manuel Huerta sino a una despedida a través de Josefa. “Él se tiene que despedir ya y yo sentir que él está a gusto para que descanse en paz y libere mi mente” afirma, “estuve dos años encerrada en casa porque pensaba que se había terminado todo pero no puede ser así, yo sigo viviendo”.

A pesar de emigrar con nueve años, Manuel nunca se olvidó de su ciudad natal: “Nos hablaba mucho de Béjar, a la que tenía siempre presente”, asegura Josefa. El matrimonio tan sólo viajó dos veces a España a pesar del profundo amor que Manuel sentía por su tierra, que transmitió a sus hijos. De hecho, para su hijo Juan José es el primer viaje a España y a la tierra de su padre y llegó con cierta reticencia por si supusiera una decaída en el duelo aunque, gracias a la ayuda de su madre, disfruta unos días de descanso una vez asumida ya esa pérdida.

Guarda como un tesoro una cartulina plastificada con una foto de Manuel y la leyenda “estamos aquí por ti, Gallego teté -como le llamaban en Argentina- te amamos por siempre”. Y ese amor también ha viajado hasta Béjar para dejar constancia de que el cariño a la tierra se mantiene vivo a pesar de la distancia y más allá de la muerte.

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