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Este viernes a las cinco de la tarde el Casino de Peñaranda de Bracamonte volverá a acoger una tradición que tan sólo se revive cada Viernes Santo. «En 1954 se juntaron unos cuantos en el bar 'El Autocar' antes de la procesión del Viernes Santo, cogieron unos dados y empezaron a jugar», cuenta Ángel Gómez Tabernero, actual presidente de este peculiar grupo que se reunirá en su 70 encuentro, pero en el Centro Social. El lugar de reunión ha ido cambiando con los años: al cerrar 'El Autocar', acudían al bar 'La Flor del Vino', y ahora se reúnen en el Centro Social o el Casino.
El juego se llama Las Mecas porque mientras jugaban decían: «Meca para ti», cuenta Tabernero. La iniciativa partió de varios vecinos, y entre ellos se encontraba un farmacéutico, de ahí que uno de los instrumentos imprescindibles de esta cita es un lapicero gigante con publicidad de un medicamento, el 'Purgante Besoy', en el que inscribieron el año de comienzo de este juego que es exclusivo de Peñaranda. Los participantes se juegan bebida a compartir, es decir, compran limonada elaborada por el bar en el que se reúnen.
Además, este juego creado en Peñaranda para hacer tiempo en la tarde del Viernes Santo antes de la procesión del Santo Entierro tiene una esencia muy marcada por la Pasión.
«Se tiran doce veces los dados por los doce apóstoles, la siguiente solo la juegan el presidente y el vicepresidente», detalla Tabernero.
El vicepresidente es Jesús Gómez de Liaño y el secretario, encargado de redactar el acta y de proceder a su lectura al siguiente año, es Javier Martínez.
«Se levanta acta, y este es el auténtico 'Purgante Besoy', que utilizaban para apuntar a los que perdían, estos son los dos dados, el cubilete y la vela», especifica Ángel Gómez a la vez que muestra los utensilios que utilizan para llevar a cabo este juego.
«Nos ponemos alrededor de una mesa y vamos tirando los dados, nos jugamos la limonada, el precio que nos cobra el establecimiento por esta bebida lo dividimos entre las catorce jugadas y este será el precio de cada tirada, cuando uno pierde le cantamos 'tururú, tururú, tururú' y tiene que tener la vela encendida delante de él. El que gana dice 'me voy de gañote'», relata Tabernero.
«Además el que pierde tiene que servir una limonada a todos y el que gana dice 'válvula', y es que no ha pagado», sigue contando el presidente de esta tradición peñarandina.
El jugador tiene que tirar dos dados e ir sumando para obtener una suma de entre 24 y 31. El ganador es el que obtiene mayor resultado, pero si saca más de 31 pierde. «Tienes que quedarte como mínimo con 24 y como máximo con 31, si te pasas pierdes y pasa al siguiente», anota. «Al que saca 31 se le aplaude porque gana esa jugada».
«Cuando pierdes son lamentaciones, entonces al final, al hacer el recuento, por ejemplo si uno ha perdido tres veces se le dice tres lamentaciones y tiene que pagar tres rondas», anota Ángel Gómez Tabernero.
«A los que se quedan con 24 les cantamos el 'cucu' de la gallina porque no se arriesgan a volver a tirar los dados por miedo a que se puedan pasar y perder», cuenta.
Este juego crea gran expectación por su valor tradicional, que es lo que hace que Ángel Gómez, amante de la historia y curiosidades peñarandinas, siga siendo de las personas que lo mantienen vivo.
Algunas de las curiosidades de esta peculiar tradición quedan registradas en el acta de la anterior edición, que es leída por el secretario antes de comenzar la partida. También quedarán anotadas en el acta de esta 70 edición los resultados y palabras empleadas.
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