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San Felices de los Gallegos
Sábado, 11 de mayo 2024, 06:45
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La provincia de Salamanca mantiene varios centros abiertos con un pequeño número de alumnos. La Junta de Castilla y León estipula que el mínimo para un aula en la Comunidad es de 3 alumnos. Con dicho número están San Felices de los Gallegos, Cilloruelo, Valero, Cabrillas y Cantagallo. Mientras que con cuatro alumnos están operativas las de Peñaparda y Santiz. Todas ellas funcionan integradas en sus respectivos CRA.
«La ilusión del profesor y de los niños son los que hacen el trabajo posbile». Así define su día a día Fátima Fernández, profesora en San Felices de los Gallegos. Este aula, junto con Bañobárez e Hinojosa conforman el Centro Rural Agrupado que engloba a estos municipios.
Fátima no es una recién llegada al entorno rural salmantino. «Estuve cuatro años en Suiza y empecé en Hinojosa a comienzos del 2001, fue como pasar del color al blanco y negro», afirma, «aunque afortunadamente las cosas han cambiado mucho». Fátima comparte su día a día con Daniela, Nora y Luna. Las dos primeras estudian primero y la otra cuarto de educación primaria, «pero he llegado a tener desde infantil hasta primaria salteados y te tienes que organizar muchísimo», explica la maestra.
«Para ellos es una ventaja increíble estudiar en el pueblo, cruzar la calle y comer en casa de sus abuelos», comenta Fátima, «aunque es verdad que no socializan igual al ser menos alumnos, pero hoy día con las redes sociales y lo que nos movemos todos, esa parte la cubren». Fátima ha sido testigo del descenso de alumnos que han ido sufriendo paulatinamente estos centros, al igual que la población de los municipios bajaba. «En un pueblo tienes una calidad de vida maravillosa y es una pena que los coles se vayan deshaciendo», lamenta.
El menor número de alumnos no implica que el trabajo o el nivel sea menos exigente que en otros centros en localidades más grandes de la comarca o la provincia. El avance de la tecnología es clave hoy en día para que estas pequeñas escuelas se mantengan vivas y son una herramienta muy útil para la docencia. Todo ello apoyado en diversos programas y proyectos que vinculan estas pequeñas escuelas con otras incluso situadas en Portugal. Esta profesora recalca que «todo es cuestión de perspectiva, debemos valorar nuestra educación, ya sea un cole grande o pequeño», sentencia Fátima.
Cada vez es más habitual el uso de las siglas CRA, los centros rurales agrupados, son la solución para que los colegios en localidades pequeñas con pocos alumnos puedan seguir adelante, integrándose junto con otros de la misma zona y conformar una unidad común.
Rosa María Martín es la directora del Centro Rural Agrupado en el que se integra San Felices de los Gallegos: «Podríamos definirlo como un colegio que tiene diferentes edificios en distintos pueblos con sus respectivos profesores y alumnos», explica.
Rosa matiza que la imagen del colegio rural ha cambiado y el nivel de exigencia y preparación es similar a cualquier otro centro de una localidad de mayor población. «Es cierto que al estar separados puede ser más complicada la coordinación, pero las materias que se imparten o los trámites que tenemos que realizar los profesores son exactamente los mismos». Una distancia que se salva «con las nuevas tecnologías que nos permiten están en contacto continuo entre los diferentes centros».
«Para el maestro obliga a conocer los diferentes niveles que imparte, pero para el alumnos es más beneficioso. Lo único, que no puedan relacionarse con más niños de su edad», comenta la directora, que a sus labores de dirección suma su trabajo como docente en Bañobárez
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