Ramona Escudero, a sus 105 años: “El cochinillo es uno de mis platos favoritos”

En tiempos en los que los núcleos rurales se vacían apresuradamente y la sociedad busca saciar todas sus necesidades inmediatas en las ciudades, siguen surgiendo historias de fidelidad absoluta a un pueblo, de sentimiento de pertenencia y arraigo a lo tradicional, familiar y cercano. Este es el caso de Ramona Escudero, natural de Castellanos de Moriscos y que el viernes cumplió 105 años en su municipio, rodeada de todos sus familiares y con el Cristo de las Batallas como testigo.

Ramona es la mayor de cinco hermanos y, aunque dos de ellos fallecieron a una edad temprana, una de sus hermanas tiene 98 años y la otra falleció a punto de cumplir los 100. Nació en Castellanos de Moriscos el 3 de marzo de 1918, donde permanece a día de hoy y donde logró sacar adelante a sus seis hijos (Narciso, María Rosario, Pauli, Manolo, Miguel Ángel y Jesús). Una de sus hijas, María Rosario Domínguez, recuerda esa época y el trabajo incansable de su madre: “Se dedicó en cuerpo y alma a nosotros y la vida no era fácil en aquella época, puesto que Castellanos siempre ha sido un pueblo de labradores y en ciertos momentos del año se juntaban muchas personas en casa”. De jovencita vivió la Guerra Civil, de la que, según su hija “tiene infinitos recuerdos”.

Si algo ha definido a Ramona Escudero durante sus 105 años ha sido la bondad: “Ella es una persona muy positiva, simpática, activa; siempre tuvo mucha energía incluso para afrontar las penas, de las que siempre ha sabido salir de manera positiva”, asegura María Rosario. Este buen talante la llevó a ser una persona muy querida en su pueblo: “Siempre ha tenido un trato muy cercano con los vecinos, con muchos de ellos tenía una relación casi familiar”, explica su hija.

Antes de que Castellanos de Moriscos haya llegado a ser uno de los pueblos del alfoz con mayor número de habitantes (ya cuenta con más de 3.000 empadronados), fue un municipio en el que la cercanía entre sus gentes siempre ha sido notable. Ramona se crió y vivió en ese ambiente, lo cual la hizo convertirse en una mujer generosa y bondadosa con quien tenía al lado.

También fue una persona inquieta y con ganas de conocer y estar informada. María Rosario asegura que “todos los días tenía que ojear el periódico, le encantaba”. Cuando ya tuvo más tiempo libre, fue una apasionada de las labores: “Hizo ganchillo, croché, punto, todo se le daba muy bien y nunca le ha gustado estar parada”. Ahora Ramona no ve por una enfermedad degenerativa en la retina, pero sin duda sus ojos han visto mucho en 105 años y son ahora una ventana abierta a la ternura.

De sus seis hijos, Ramona Escudero ha llegado a tener 10 nietos que en la actualidad ya la han convertido en bisabuela. La veterana de Castellanos tiene 11 bisnietos que consideran un “lujo poderla acompañar un día tan importante como hoy”. Muchos de sus nietos y también bisnietos no quisieron perder la ocasión de celebrar la vida junto a Ramona y la colmaron de detalles, regalos y felicidad en el día de su 105 cumpleaños. La familia organizó ayer una multitudinaria comida en un conocido restaurante del municipio en la que no faltaron ni la tarta ni las velas donde Romana Escudero aseguró que: “El cochinillo es uno de mis platos favoritos”.

Con anterioridad, Ramona también recibió el cariño del Consistorio. Tanto la alcaldesa, Victoria Manjón, como uno de los ediles, Ildefonso Curto, no quisieron perder la ocasión de reconocer a la veterana como la “mujer más longeva de Castellanos”. En los ojos de Ramona, cegados pero vivos, aún se refleja la emoción de todo lo conseguido, sobre todo cuando lo más importante ha sido el cariño de sus familiares y el reconocimiento de las personas de su entorno como una mujer buena, humilde y entregada a los suyos. Unos ojos en los que también abunda lo bueno y en los que lo malo no lograron hacer mella.

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