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Salamanca
Martes, 25 de junio 2024, 17:24
Aunque no es el más antiguo del lugar -un siglo antes se erigió en las cercanías un primer asentamiento, aunque poco estable ante las continuas campañas bélicas del caudillo árabe Almanzor-, sí es el único que ha permanecido en pie hasta nuestros días. Y la historia se remonta hasta finales del siglo XI, durante la campaña de repoblación emprendida por Alfonso VI en las inmediaciones de la ciudad de Salamanca. Todo indica que es en ese momento cuando nace Pelabravo, una localidad junto al Tormes a escasos diez kilómetros de la capital.
Pero, ¿de dónde viene el nombre de Pelabravo, cuál es su etimología? Seguro que son muchos los que se han preguntado alguna vez y se siguen preguntando hoy en día cuál es el origen. El filólogo salmantino Miguel Carabias Orgaz, en colaboración con el historiador Manuel García Figuerola, lo desvela en el libro monográfico dedicado a la localidad tormesina, 'Pelabravo. Historia de un pueblo tranquilo', editado por la Diputación de Salamanca en 2012. «El topónimo alude al nombre de Pelayo Bravo, el señor feudal encargado de la repoblación de este municipio», señalan Carabias Orgaz y García Figuerola, quienes reconocen, por otro lado, que su existencia no aparece documentada hasta el año 1213 (casi dos siglos después de su fundación), «cuando por primera vez se recoge en un documento histórico el nombre de la aún incipiente aldea de Pelai Bravo», subrayan ambos autores.
La evolución del propio idioma lleva a que el originario nombre de Pelai Bravo vaya ofreciendo cierta diversidad gráfica (Pelay Bravo, Pellay Bravo, Pelaybravo) hasta llegar a su nomenclatura actual de Pelabravo. Y, ante los antecedentes presentados por estos dos investigadores, no se descarta, por tanto, que los primeros habitantes de esta localidad, incluido su fundador, tuvieran un origen astur. El nombre de Pelayo, aunque etimológicamente es griego, no deja de ser un referente muy habitual en Asturias.
Así lo ratifica el catedrático salmantino Antonio Llorente Maldonado en su estudio 'Toponimia salmantina': «Estudiando los topónimos salmantinos podemos hacer una clasificación en relación con el probable origen de los repobladores: Asturiano-leonés: Pelayos, Pelarrodríguez, Pelabravo, Pelagarcía, Pericalvo, Valdesuero...».
Aunque la primera referencia documental data de 1213, lo cierto es que los primeros indicios de ocupación humana de la zona se remontan al Paleolítico Inferior.
Tanto Miguel García Figuerola como Miguel Carabias Orgaz destacan la importancia de conocer el nombre del pueblo, «ya que este, con frecuencia, nos revela buena parte de su historia. Así ocurre con Pelabravo, donde el origen de este poblamiento se halla cifrado en sus topónimos». En este sentido, estos dos investigadores reconocen que Pelabravo procede de la contracción de un antropónimo: Pelay Bravo o Pelayo Bravo, «pues en la provincia de Salamanca encontramos casos muy similares como Pelagarcía o Pelarrodríguez. Estas tierras se caracterizan por la extraordinaria cantidad de topónimos formados por nombres de personas», concluyen.
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