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Nunca antes fue tan fácil hacerse con la propiedad de todo un convento. En la localidad salmantina de Villoruela están en venta un gran monasterio y una vivienda cercana. El único requisito es el pecuniario. Bastará con que la persona interesada en tener la propiedad de un recinto monacal se ponga de acuerdo con la comunidad de religiosas de la Orden de la Santísima Trinidad que en la actualidad es propietaria de este bien inmobiliario y lo ha puesto a la venta.
Se trata de un edificio cargado de historia aunque no protegido por ninguna catalogación de carácter institucional por su valor patrimonial, quizá por la humildad de su construcción.
Tanto el recinto monacal como la vivienda situada al otro lado de la calle están construidos en piedra.
El antiguo monasterio se alza sobre la huerta que fue donada por don Tristán de Noreña y su mujer, doña Juana Díaz de Sahagún, vecinos de Salamanca. El siguiente dato del que se dispone es la fundación de la iglesia, llevada a cabo por el obispo de Salamanca don Diego Velasco en 1494. Este templo acogió la celebración de su última misa el 19 de marzo del año 2022. En la eucaristía de cierre participaron ocho sacerdotes.
Después, tras el intento frustrado de cesión al Ayuntamiento de Villoruela, las monjas optaron por llevarse todo lo que había de valor, incluso las campanas, con el fin de evitar robos.
Más tarde las monjas colgaron el cartel de 'Se vende' tanto en la vivienda que en sus últimos años era habitada por personas que ayudaban a las monjas , como en el gran recinto del monasterio.
Según cuentan los vecinos, las monjas nunca han abandonado el monasterio del todo, ya que frecuentemente lo visitan, presumen que para atender su mantenimiento.
El monasterio fue fundado el 17 de mayo de 1510 por «una mujer piadosa perteneciente a la nobleza salmantina que , al quedarse viuda, decidió hacerse monja y fundar con todas sus posesiones un convento», así lo relatan las crónicas. Fue Catalina de Anaya asesorada por el padre Trinitario Juan de Quincoces.
Hoy este recinto monacal está disponible para convertirse en la morada de alguna persona caprichosa o quizá para ser transformado en algún proyecto hostelero. Personas de la zona llegaron a hablar de alguna idea utópica de convertirlo en hotel, pero todo quedó en rumores.
Según la información catastral de consulta pública, ya que las monjas son herméticas a ofrecer información, la superficie cercada del antiguo monasterio es de más de una hectárea. Hay 2.565 metros cuadrados construidos, de los cuales 800 pertenecen a viviendas en dos plantas de 400 metros cuadrados cada una. Además hay 322 metros cuadrados de construcción dedicados a uso cultural, 385 a religioso y un espacio de almacén de 1.058 metros cuadrados. Todo ello en el recinto de 12.319 metros cuadrados de superficie gráfica.
La vivienda situada en la misma calle Convento hace esquina y se alza en un solar de 850 metros cuadrados, la superficie construida es de 470. Hay un almacén de 120 metros cuadrados. La vivienda tiene 175 metros cuadrados y sobre ella otro almacén o un sobrado de 175 metros cuadrados.
Aparte de atesorar los secretos de las vidas piadosas de decenas de religiosas este lugar custodia las huellas de San Simón de Rojas. Las monjas guardaban en una urna de cristal uno de sus zapatos como preciada reliquia que se llevaron con ellas cuando partieron hacia el convento de su misma orden situado en la localidad toledana de El Toboso.
San Simón de Rojas según la tradición fue vicario en 1579 del convento de Villoruela y lo visitó en varias ocasiones.
Esta y otras anécdotas más quedan en el pasado de un recinto monacal dormido que espera la llegada de una nueva vida que siga aportando datos para la historia.
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