El obispo señala que el cierre de conventos es «pérdida importante» para la diócesis

El anuncio por parte de las Oblatas del Cristo Sacerdote de abandonar Salamanca tras 75 años de oración ininterrumpida supone un jarro de agua fría para el futuro de estas congregaciones en la provincia de Salamanca. Para el obispo de la Diócesis salmantina y de Ciudad Rodrigo, José Luis Retana, es «una pérdida realmente muy importante» y apunta a la falta de vocaciones como uno de los principales motivos de este problema.

Según explica Retana, en la sociedad actual «no se termina de entender qué hacen unas personas encerradas ahí, pensando que están fuera del mundo y no es así». El obispo indica que, con respecto a los edificios, «no son de la Diócesis, son suyos y lo gestiona habitualmente una federación que en los últimos años ha recibido la ayuda de la Fundación Edades del Hombre» y pone como ejemplo el Monasterio de Santa Clara de Miróbriga «en el que algunas personas habían pensado en hacer un centro de día, pero para eso tienen que hablar con la federal y ver qué permisos necesitan, etcétera».

En este sentido, Retana recuerda que según las normas de los conventos «con menos de 5 monjas no pueden elegir una superiora y para ellas mismas es una tristeza llegar al punto de abandonar. Pasamos por una dificultad al tener una sociedad que vincula la vida al margen de Dios, es una entrega de por vida y a los jóvenes les cuesta».Una preocupación que se suma al cada vez menor número de párrocos. El obispo matizaba que este año desde Ciudad Rodrigo un seminarista pasará al Seminario Mayor «después de 11 años» y que en Salamanca «mandaremos a 3 después de 6 años sin hacerlo» y que las vocaciones cada vez son más tardías «personas que ya han acabado sus estudios universitarios o incluso con más de 40 años», apunta José Luis Retana.

El obispo participó este en la presentación de las actividades de Cáritas de Ciudad Rodrigo para esta semana de la caridad, así como la presentación de la memoria de actividades del ejercicio 2024. Mar Manzano, la directora de Cáritas en Miróbriga, matizó durante el año pasado se atendió a más de 600 personas y destacó los problemas relativos a la vivienda como uno de los principales caballo de batalla para las familias que acuden a esta ONG.