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Coca de Alba se convirtió en el país de 'Líliput' gracias a una iniciativa de la mini-escuela de verano y sobre todo porque en su pueblo tienen el privilegio de conservar muchas «casas bajitas» de las que antiguamente se construían en estas localidades.
La iniciativa partió del Ayuntamiento de Coca de Alba y de las monitoras que invitaron a los jóvenes a acudir «todos disfrazados y caracterizados» para dar vida a sus «casas de Liliput».
Estas viviendas han cogido fama desde que el año pasado se dieran a conocer a través de un reportaje publicado en LA GACETA.
«Hicimos el taller de Liliput, contamos cómo era el cuento y porque las casas eran así», detalla una monitora.
«Como era una miniescuela de verano vivíamos en un minipueblo y teníamos unas minicasas», relata la monitora recordando que los participantes tienen entre 3 y 12 años de edad y que aprenden, se divierten, se conocen y comparten.
Cada jornada de esta miniescuela de verano es una aventura. Comienzan elaborando tortitas para desayunar. Continúan con una yincana repleta de pruebas con pistas para encontrar un premio escondido. Ayer concluyeron con una merienda final.
Además estos días han tenido yincana de agua que les hizo divertirse pero también refrescarse.
Otro día de esta miniescuela de verano tuvieron un cuentacuentos a cargo de Rodrigo.
Una de las jornadas fue dedicada completamente al 'Día del Medio Ambiente' . Pudieron participar en el concurso de 'La ruleta del reciclaje' de la Diputación de Salamanca.
Gracias a esta iniciativa los jóvenes comparten y aprenden a colaborar. Un ejemplo de puesta en práctica fue una merienda colaborativa en la que cada participante lleva algo para comer y compartir con los demás.
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