Borrar
La cuarta generación de panaderos que cede el testigo: «Me da pena dejarlo, pero mi cuerpo no puede»

La cuarta generación de panaderos que cede el testigo: «Me da pena dejarlo, pero mi cuerpo no puede»

La peñarandina María Teresa Madrid Bautista pertenece a una familia de panaderos, el sábado pasó el relevo a su hija Azuzena Rodríguez

Jorge Holguera Illera

Peñaranda de Bracamonte

Miércoles, 4 de septiembre 2024, 20:52

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Opciones para compartir

«Mi mayor satisfacción ha sido estar con mis clientes», declara contundente María Teresa Madrid Bautista tras ceder el testigo de su tienda de alimentación a su hija Azucena Rodríguez Madrid. «Para mí es una satisfacción seguir dando servicio al público, sobre todo a la gente mayor que es la que más lo necesita», reitera esta peñarandina natural de Macotera. «Tienda que se cierra no se vuelve a abrir», lamenta.

María Teresa Madrid nació el 14 de febrero de 1958, hace 65 años y medio, en Macotera pero a los pocos meses su familia se trasladó a Peñaranda de Bracamonte, pertenece a la cuarta generación de una conocida familia de panaderos.

«Mis bisabuelos, mis abuelos y mis padres han sido panaderos, hemos tenido horno toda la vida», cuenta Teresa Madrid. «Nos quedamos con las panaderías mi hermano Germán Madrid, que se jubiló hace unos meses, y yo», relata. «Mi padre tenía cinco tiendas en Peñaranda», añade.

«Ahora el relevo lo lleva mi hija, ha sido una satisfacción muy grande el que siga la tradición, además mi hijo Antonio Rodríguez se ha quedado con la tienda de mi hermano Germán Madrid», anota.

Esta peñaradina que llegó a la ciudad a los seis meses de su nacimiento lo tiene muy claro a la hora de valorar su trayectoria profesional. «He sido muy feliz en la tienda pero es por la gente y es la que me ha dado de comer, he vivido de ellos», declara.

Teresa Madrid empezó a trabajar cuando tenía 14 años. Recuerda que comenzó en la tienda que tenían sus padres en la carretera de Madrid. Posteriormente abrió su propia tienda en la plaza Nueva. Su hermano Germán Madrid se hizo cargo de ella al fallecer su madre. «Me quedé con el horno y la tienda de casa atendiendo una familia grande», explica Teresa Madrid. El horno lo tenían en la calle La Cruz.

Tuvo que cuidar de sus tres hermanos y de su padre. Ejerció de madre al cuidado de sus tres hermanos y su padre además de hacerse cargo de trabajar en el horno.

A pesar de lo dura que fue la vida para Teresa Madrid no se arrepiente y confiesa que siempre fue feliz. «Trabajaba en el horno, hacía dulces, asaba tostones en aquella época para los restaurantes de Peñaranda», relata.

Asegura que lo que más le ha gustado de su trabajo ha sido «estar con la gente, con mis clientes», incide.

«Me da mucha pena dejarlo, mi cabeza me dice: sigue trabajando, pero mi cuerpo no puede, no tengo juventud, entonces no puedo dar más, aunque por suerte tengo salud», manifiesta.

Teresa Madrid alude a tiempos pasados cuando los negocios pasaban de generación en generación. «Antes siempre había habido un relevo, todas las tiendas y comercios han pasado de padres a hijos pero ahora no es así», lamenta.

Para ella su máxima satisfacción es poder ver que su hija Azucena Rodríguez y su hijo Antonio Rodríguez, siguen al frente de dos de las panaderías de Peñaranda.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios