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San Felices de los Gallegos
Viernes, 26 de abril 2024, 06:15
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Es testigo del paso del tiempo desde hace casi nueve siglos. En su interior han descansado reyes de Portugal y de Castilla, Duques de Alba o soldados napoleónicos. Ahora, el castillo de San Felices de los Gallegos reclama su posición como referente histórico de La Raya gracias a una nueva musealización interior que permite realizar un recorrido temporal por su legado.
La majestuosa edificación impresiona a los que se acercan a la Torre del Homenaje, que preside el conjunto. En su interior, el viaje comienza con el descenso al calabozo, recreado para la ocasión. Al ir ascendiendo, en cada planta de la torre, los curiosos que deambulan por él verán las épocas de vida del castillo y de San Felices: Desde el Medievo, hasta la Edad Moderna y Contemporánea. Todo ello gracias a unos paneles y pantallas interactivas, que junto con las «cicatrices» de las paredes, sobrecogen al visitante.
Edificado por el rey portugués Don Dinis, la ubicación del castillo y el municipio fueron punto de confrontación entre las fronteras que delimitaban a Portugal y Castilla. No fueron pocos los cambios de posesión hasta que, en 1479, los Reyes Católicos entregaron el castillo a D. García Álvarez de Toledo, primer Duque de Alba. La entrada de la casa de Alba propició un tiempo de estabilidad y bonanza que se conjugó en un aumento de la población y la fundación de varios conventos.
La belicosidad de la Edad Media regresó con el levantamiento portugués contra Felipe V o la Guerra de Sucesión. El cambio a la Edad Moderna vino acompañado de la invasión napoleónica cuyas tropas ocuparon este lugar de 1809 a 1812. Una guerra que devastó para siempre algunas de la edificaciones levantadas bajo el cobijo de los Alba.
Pero esta historia no puede entender sin la figura del sanfeliceño Ángel de Dios, quien, a comienzos del siglo XX, compró el castillo evitando su voladura como ocurrió con la fortaleza situada en El Payo. Posteriormente, en 1954, Ángel negó su venta a un grupo de americanos que estaba dispuesto a llevárselo «piedra a piedra». Tras fallecer, su hijo Francisco cumplía en 2013 el sueño de su padre donando el castillo al municipio. Ahora, San Felices mantiene vivo un legado intrínsecamente ligado al corazón de los sanfeliceños.
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